A partir de unas fotografías de distintos objetos antiguos que con los años han quedado en desuso, y que nos evocarán y despertarán muchos recuerdos y emociones. A partir de ellas, escoger una que nos sirva de inspiración para nuestro relato.
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Hacíamos muy buena pareja con la Oroley. Una cafetera
italiana, muy sencilla pero que a fuego lento y con el grano recién molido, si
tenías un poco de tiempo y paciencia, te preparaba el mejor café del mundo. Me
encantaba oír su carraspeo, avisándote de que ya estaba todo listo.
Con el tiempo la jubilaron a la pobre, y no fue por vieja ni
porque perdiera el toque, porque su café seguía siendo tan sabroso y su aroma
igual de excitante que el primer día.
Fue entonces cuando entró en casa una cafetera express, de
esas que van conectadas a la corriente y que cuando se va la luz no sirven para
nada. Cual fue mi sorpresa cuando a los pocos meses se presentó un nuevo y
moderno artilugio, no solo a hacerle compañía a ella sino a quitarme el trabajo
a mí. Se trataba de un molinillo, también eléctrico, que molía el grano
pulverizándolo en un tiempo récord, sin esfuerzo alguno, solo apretando un
botón.
Y ya me veis a mí, apartado en el fondo de un armario de la
cocina durante años, escuchando en la oscuridad sus melodías juntos. Pero ese
romance no duró mucho porque a los pocos años, quién les iba a decir que iba a
venir alguien más moderno a echarlos de casa. Nada menos que una pequeñísima cafetera
express automática, que no necesitaba ni moler el café ya que venía con unas
cápsulas de distintos colores y aromas, que los hizo salir a los dos por la
misma puerta por donde entraron, junto con el cazo de calentar la leche, que llevaba
un tiempo jubilado desde que llegó el microondas.
Esta nueva cafetera ultramoderna, tampoco ha conservado su reinado por mucho tiempo. La nieta de mi dueña, una sibarita en el tema, ha decidido retirarla y regalarle una cafetera "vintage", como llama ella a las de antaño. Dice que es mucho mejor así, y nada de café molido, hay que comprarlo en grano. Así que todo indica que cualquier día de estos me sacan del armario de nuevo, estoy deseoso de demostrarle lo que soy capaz de hacer.
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Que bien lo has ido enlazando, y cierto es. Cada año la tecnología de los utensilios de cocina son más modernos, pero hay algunos que todavía tienen su aquel. Un besote.
ResponEliminaSi, la tecnología nos facilita mucho las cosas! Pero hay objetos de nuestra familia quue nos recuerdan otros tiempos y tienen algo especial que la tecnología no puede igualar! Un abrazote Campirela!
EliminaTodo vuelve.
ResponElimina;)))
Y que lo digas! Un abrazote!
EliminaWoW, Marifelita qué recuerdos el molinillo. Cuando mi madre compraba el café en grano y lo molina antes de de poner la cafetera al fuego y después tomarte el humeante café con malta. Qué recuerdos. Cómo bien dices luego llegó el molinillo eléctrico y después el café en grano a penas lograbas encontrarlo en los comercios. La dichosa evolución. Pero ahora es verdad que lo vintage está otra vez de moda y es que cómo el aroma del café recién molido no hay otro igual.
ResponEliminaGracias por participar y envolverme en esos recuerdos que tanto se echan de menos al lado de nuestros progenitores.
Un fuerte abrazo
Lo bueno no hay que dejarlo perder nunca! Como el olor de cafe recien molido! Son olores que nos traen sensaciones y nos transportan a otro tiempo y lugar con los nuestros! Un abrazote!
EliminaTal vez el molinillo recupere su función y protagonismo. Muy biuen narrado, con esa primera persona imposible pero que nos llega.
ResponEliminaUn fuerte abrazo, amiga
Es que el molinillo también tenía sus sentimientos! Je je! Un besote amiga!
EliminaLo manual siempre añade un toque que lo eléctrico no posee.
ResponEliminaUn saludo.
Hay que intentar prescindir más de la electricidad...por si acaso! Je je! Un abrazo!
EliminaMe han dado ganas de hacerme con un molinillo, porque soy muy cafetera y es verdad que el café recién molido es insuperable. Por cierto, molinillo no tengo, pero mi cafetera de todos los días desayunar es una italiana de toda la vida. Que se quiten cápsulas o moderneces de ese estilo, que no hay color.
ResponEliminaBesos.
Es curioso que los cafeteros de verdad suelen preferir las cafeteras italianas! Je je! Por algo será! Un abrazote!
Eliminahas dibujado toda la evolución de las cafeteras tal cual: la manualñ con su molinillo, cafetera express, molinillo eléctrico, cafetera automática de cápsulas y la "vintage", justo la que está de moda.
ResponEliminame ha encantado tu aportación.
Un abrazo.
Es que todo evoluciona, hasta molinillos y cafeteras, es inevitable! Aunque en este caso parece que no para bien! Je je! Un abrazote!
EliminaNo importa con que se haga, si moderno o viejo, un buen café siempre se disfruta
ResponEliminaExacto! Cada cosa tiene sus admiradores! Je je! Un abrazote!
EliminaHas repasado todas las opciones para hacer café, yo soy también de las del modelo vintage. Muy buen relato, besos.
ResponEliminaSupongo que cada una le da un toque diferente y especial al cafe! Como dicen..."para gustos los colores"... Je je! Un abrazote!
EliminaEn casa tengo una cafetera de esas llamadas "italianas" que tienen un depósito de agua y una pieza que se llena de café molido, a través de la cual pasa el agua hirviendo y que hace un café riquísimo. Mi hijo me regaló una de cápsulas y al final se la quedó para el. Un molinillo como el de la foto, decora un rincón del salón de casa. Has ido desgranando la historia de las formas de obtener café, para volver al inicio. El progreso será más cómodo, pero desde luego mucho menos "romántico". Me ha gustado tu relato y ese regreso a lo "vintage"
ResponEliminaUn saludo.
Es que la modernidad nos hace la vida más facil, pero lo romántico nos roba el corazón...y el paladar! Je je! Un abrazote!
EliminaMe encantó, muy bueno tu relato, amo el café en grano y molerlo en casa, tiene otro sabor, así que ese molinillo puede estar feliz de volver a trabajar, un abrazo.
ResponEliminaPATRICIA F.
Efectivamente, rescatado tras años jubilado al fondo del armario! Ahora vuelve a estar en activo para poner en práctica toda su experiencia! Je je! Un abrazote!
EliminaCuantos recuerdos Marifelita! Mi abuela tenía ese moledor de café. Recuerdo el sonido y que yo jugaba con ella. También me acuerdo de los molinillos eléctricos...Gracias por devolverme esas imágenes. Un abrazo!
ResponEliminalady_p
Esta semana con todas estas fotografias y relatos, era inevitable recuperar muchos recuerdos! Un abrazote!
Elimina¡Hola, Marifelita! Y yo que en casa me limito al café soluble y 30 segundos de microondas... Un relato que nos muestra que cada cosa precisa de su tiempo y proceso para lograr que algo tan cotidiano como tomar un café sea una experiencia única. De una cápsula nadie se acuerda, de un café que se muele y se calienta y que se acompañe de una conversación mientras se calienta, eso es algo que nunca ofrecerá toda esta tecnología absurda. Un abrazo!
ResponEliminaAixxx! Ya sabia yo que me olvidaba de algo...del soluble! Je je! Efectivamente, todo lo bueno requiere su tiempo! Je je! Un abrazote!
EliminaTotalmente cierto, siempre hay una vuelta aquello que creíamos viejo e inservible. Y aquí en primera persona lo demuestra.
ResponEliminaA mi solo me gusta el café pero con leche!
Un abracito :)
Debo confesar que yo tambien soy de cafe con leche, je je! Pero el ritual de tomarlo en compañía es lo que lo hace especial para mi! Un abrazote!
EliminaA veces la modernidad aniquila los sentimientos. Con el rito de moler el café y su aroma, lo sustituimos en unas capsulas para la Nespresso de usar y tirar...Sin duda valoro lo antiguo porque crea riqueza al corazón....
ResponEliminaUn beso de Buscador.
Todo lo antiguo tiene esa riqueza con la que la modernidad no puede competir! Eso si, la modernidad de ahora será en algun momento del futuro "vintage" para alguien! Je je! Un abrazote!
EliminaHola, Marifelita, es verdad, cuántos molinillos les habrá pasado lo mismo, relegados al fondo del armario y es que la ciencia y los aparatos electrónicos evolucionan a un ritmo vertiginoso... Buen relato.
ResponEliminaUn abrazo. :)
Pues tenemos que reivindicar su genuino encanto, aunque solo sea para adornar nuestras estanterias! Je, je! Un abrazote!
EliminaMe gusta lo del inminente regreso de los objetos de antes, renombrados como vintage.
ResponEliminaBien contado. Besos.
Es que cuando la tecnología nos abruma o nos deja tirados, es momento de volver a los clásicos! Je, je! Ellos nunca fallan! Un abrazote!
EliminaMolinillos de los de la foto ya no hay, pero de lis eléctricos sí que hay, aunwue dolo en los chinos.
ResponEliminaEn cambio café en grano si wue se vende sunwue no en todos sitioss.
Los adelantos de la vida moderna.
Besosss amiga
Como los de la foto es posible que alguien los conserve como un recuerdo familiar nostálgico o como alguna antigüedad! Menos mal que alguien aun conserva alguno para dar constancia de su existencia! Todo lo antiguo y obsoleto tiene un encanto nostálgico especial! Je, je! Un besote amigo!
Elimina¡Muy bueno, sí señora!, en esta vida no hay nada como tener paciencia, para nos demos cuento de las cosas tan maravillosas que tenían aquellos artilugios analógicos, así es que me alegro que el molinillo volverá a estar en uso.
ResponEliminaTe felicito.
Ya veo que somos fans de lo analógico! Y es que somos unas románticas! Je, je! Sin duda tienen un algo especial! Un abrazote!
EliminaEstoy segura de que el molinillo volverá a ser el protagonista de los cafés ;)
ResponEliminaEn mi caso, prefiero las cafeteras italianas.
Un besazo, Marifelita
Parece ser que a muchos jueveros les gusta disfrutar de un buen café hecho con cafetera italiana, y si es recién molido mucho mejor! Je, je! Un besote Dafne y a seguir disfrutando de esos fantásticos cafés!
EliminaLo viejo entrega un sabor incomparable.... amo esos molinillos.
ResponEliminaEfectivamente, tienen solera, por lo tanto le deben dar un toque especial! Je, je! Un abrazo!
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