Nuestra amiga GINEBRA BLONDE desde su blog VARIETÉS nos propone un reto doble para este verano. Para el mes de JULIO nos propone desarrollar cualquier situación que nos coloque en una batalla interna, ya sea provocada por algún temor incontrolable, una herida aún sangrante, una difícil decisión o cualquier otra circunstancia.
En el reto del mes de AGOSTO nos propone centrarnos en aquello que nos de la solución o el impulso para poner fin a esa batalla interna. Si no es solucionándolo del todo, al menos que sea el comienzo que nos lleve a un nuevo destino.
En ambos retos nos propone distintas obras de los artistas BROOKE SHADEN y LAURA MAKABRESKU para que nos sirvan de inspiración.
Aquí puedes encontrar el resto de imágenes y relatos
participantes de esta interesante propuesta.
"MÁSCARAS"
Foto: Brooke Shaden
Indiscutiblemente fue el hombre de mi vida, después de veinte años juntos, fue el primero y el último para mí. El único con el que compartí ilusiones y esperanzas, tristezas y alegrías y también pasión e intimidad. Pero esa vida en común acabó aquel triste día en el que un ataque al corazón le sorprendió mientras dormía. Y se marchó así, tranquilo y silencioso como siempre fue.
Tras esta gran tragedia mi vida cambió totalmente. Hasta ese momento no vi hasta que punto había vivido en una farsa, siendo la mujer de las mil caras. Mostrando una cara distinta para cada una de mis facetas: la alumna curiosa y perfeccionista, la compañera de trabajo paciente y simpática, la amiga divertida y extrovertida, la esposa comprensiva y complaciente, la hija mayor y consecuente, la hermana reflexiva y repelente, la tía predilecta y moderna.
Pero llegó un momento en que me faltó el aire y no pude soportarlo más. Ni respirar podía, esa sensación de ahogo y pánico estaba acabando conmigo. ¿Debía empezar a ser honesta conmigo? ¿Por fin mostrarme a los demás tal y como era en realidad?
Dentro de mí, se libró una gran batalla emocional. Pero un día llegó aquella gran revelación que de algún modo siempre había estado presente pero nunca quise escuchar y fue cuando descubrí un nuevo yo. Fui consciente que durante toda mi vida me fueron llegando pequeñas señales que, aunque confusas e indescifrables para mi entonces, ahora podía desgranar con total claridad.
Me había pasado media vida ocultándome mi evidente realidad, y también a todos los demás. Encontrándome sola en este largo camino, y viendo el largo trecho que posiblemente me quedara por recorrer, no me veía con fuerzas suficientes para continuar con aquella mentira y su pesada carga.
Sin tener que justificarme delante de nadie, ni de mi pareja, ni de mis padres ni antes los hijos que nunca tuve, ni ante el resto de familia y amigos, ahora por fin, lo tenía claro y parecía acompañarme la valentía suficiente para aceptar la realidad.
Foto: Lara Makabresku
Y aquí me encuentro hoy escribiendo estas líneas para sincerarme principalmente conmigo misma y también con el mundo, revelando mi nuevo yo. Quiero una vida sincera, transparente y sencilla, que no tenga que agradar a todos necesariamente.
Si algo me ha quedado claro en los pocos meses que llevo viviendo a mi manera es que nunca seré capaz de contentar a nadie, ni siquiera a los más próximos que más quiero y me quieren. Así que dado ya el paso principal y aceptado mi nuevo yo, ahora ya solo queda seguir adelante y que cada uno lo encaje todo como buenamente quiera o pueda.
Ya en mi infancia disfracé ciertas tendencias y curiosidades hacia el mismo sexo, como juegos inocentes sin importancia. En la adolescencia, algunas miradas observando a mis amigas, como simples comparativas entre chicas por ver quien tiene el mejor tipo o a quien le sienta mejor la ropa de última moda. Y ya siendo adulta con miradas huidizas y a veces ruborizadas al ser sorprendida “in fraganti” observando a alguna compañera de vestuarios del gimnasio, más tiempo que el socialmente permitido o políticamente correcto.
No fui totalmente sincera con mi pareja todos aquellos años que estuvimos juntos y nunca comprendió porqué a lo nuestro siempre le faltaba un algo. Ahora tengo la obligación con él y conmigo misma de serlo por fin. Aprovechar esta segunda oportunidad que tengo y que desgraciadamente él no podrá disfrutar.
Así que, si estás leyendo estas líneas y encuentras en ellas algo familiar, no le des más vueltas. Te aconsejo que hagas lo mismo que yo, ya que la vida en raras ocasiones da segundas oportunidades y cuando se presentan no hay que dejarlas escapar.