dimarts, 20 d’agost del 2024

Cada jueves, un relato + Irene Hewitson: Desventuras de una diva acontecida - “La tórtola y las lentejas”

Esta semana desde el Blog amigo “EL VICI SOLITARI nos proponen el siguiente reto Juevero, como veréis un tanto desenfadado, con las siguientes premisas:

Lugar: En la terraza de un ático

Personajes principales: Una persona de genero a elegir, de carácter serio y circunspecto, y una tórtola de genero y carácter a elegir

Inicio: La persona está mirando el paisaje apoyada en la baranda, cuando por ella se acerca caminando la tórtola y por primera vez se dirige a la persona y le pregunta: ¿hoy hay lentejas para cenar?

Extensión: Ajustarse en lo posible a las 350 palabras.

Como es un tanto “Crazy”, igual que las aventuras y desventuras de nuestra acontecida diva, Irene Hewitson, esta semana presento un 2x1, como le gusta llamarlos a nuestro amigo Gabi.

AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes:



LA TÓRTOLA y LAS LENTEJAS



Una persona seria y circunspecta como soy yo, muy atada a la realidad, muy de tocar con los pies en el suelo y poco afecta a la fantasía, estaba apoyada de codos sobre la baranda de una terraza. De pronto aterriza sobre ella una tórtola, que se me aproxima y mirándome con un ojo me pregunta:

—¿Hoy no me das lentejas?

Esto que podría ser un sueño algo surrealista, desgraciadamente no lo fue. Se trataba del principio de un guion que llegó a mis manos hace unos años y que me vi obligada a aceptar, según el profesional criterio de mi agente. Me aconsejó que firmara ya que se trataba de una historia de fantasía orientada al público joven y que sería un éxito seguro con continuidad en una saga de varias películas, lo que me garantizaría unos buenos ingresos durante años.

El guion parecía concebido por dos “fumetas” en horas bajas, sin apenas conexión entre escenas. Quizá fuera culpa del estudio al recortar lo que no les interesaba y atiborrar el metraje con escenas llenas de acción y efectos especiales espectaculares, hechas con cromas y retocadas por ordenador, lo que le quitó toda la magia a la experiencia.

Lo que decididamente le quitó la magia a la película, fue mi último día de rodaje. Dejaron sabiamente para el final la única escena con algo de acción en la que yo participaba. Conociendo mis antecedentes ya podeis adivinar que no acabó del todo bien. Por no extenderme demasiado solo os diré que acabé en el hospital atendida de urgencia con algunas quemaduras entre otras cosas. En un tropezón muy tonto por culpa de la poca luminosidad de la escena y mis largos ropajes, mi excesiva peluca se prendió accidentalmente en una antorcha del decorado, y en mi aparatosa caída posterior, un puñal de atrezzo quedó clavado por desgracia (aunque bien visto ahora con perspectiva quizá debería decir por suerte) en una de mis prótesis mamarias.

Así quedó al descubierto el secreto de que mis abundantes y bonitos pechos no eran naturales, pero lo peor estaba por venir unas semanas más tarde.

Tras el estreno en cines, las críticas fueron pésimas y el estudio no recuperó el dinero invertido, así que adiós al contrato millonario que predijo mi exagente. Lo que me sentó peor, además de los desafortunados y numerosos comentarios sobre mi accidente mamario, fue que años más tarde la cadena HBO compró los derechos de la idea original e hizo una serie con actores de primera talla entre los que, por supuesto, no me encontraba yo, y que con sus diez temporadas recaudó millones y se ha convertido en un clásico de la televisión. No hace falta que os diga que no toqué ni un céntimo de aquel exitoso proyecto. Eso sí, la indemnización millonaria que le reclamé a la cadena además de acabar en los tribunales y dar muchos minutos de provechosos momentos televisivos y una miniserie documental, me sirvió también para hacerme con unas tetas nuevas que puedo decir orgullosamente a día de hoy que rayan la perfección.



Si quieres saber más sobre las desventuras de esta diva tan acontecida, puedes seguir sus andanzas cada fin de semana AQUI.


dimecres, 14 d’agost del 2024

Cada jueves, un relato - Tema: “Lo que surja” – “La sonrisa"

Esta semana nuestra amiga MONICA, desde su blog NEOGEMINIS nos hace la siguiente propuesta juevera un tanto improvisada: escribir lo que surja.

Así que con tema libre en esta ocasión y como siempre con libertad de estilo y si es posible límite de 350 palabras.


"LA SONRISA"

Imagen: Pixabay



Ese día estaba nerviosa, tenía una entrevista de trabajo en la capital. Allí me esperaba una propuesta que podría cambiar mi vida.

Al llegar a la estación de tren compré mi billete en las taquillas, ese que quizá cambiaría mi suerte. Que la muchacha que me atendiera sin mirarme a la cara y con actitud marcial, se equivocara al informarme del andén y hora de salida, ya no auguraba un buen comienzo.

Al oír por megafonía que la información que me habían dado no correspondía, ni tampoco la de las pantallas informativas me inquietó y pregunté a algún viajero del andén.

Al ver que mi tren iba con retraso, empecé a temer que llegaría tarde a mi entrevista. Se me acercó un señor mayor pidiéndome unas monedas, abrí el monedero desconfiada y le di las dos últimas que me quedaban.

Por la vía fueron pasando trenes, pero ninguno era el mío. Se aproximó un hombre que interrumpiendo mis pensamientos me dijo:

— Perdona, ¿puedo hacerte una pregunta?

Aunque con mirada recelosa, ya que pensé que también me pediría unas monedas, asentí.

— ¿Por qué está todo el mundo tan triste y serio? ¿Ha pasado algo?

Algo sorprendida por su inesperada pregunta, y sin saber que responderle, sonriéndole le dije:

— ¿Será porque viajamos solos? No tenemos a nadie con quien hablar.

— Ya nadie sonríe hoy en día. La gente va por la calle como zombies, con la cabeza baja, mirando su móvil, sin ilusión. Como si llevaran una gran tragedia a cuestas.

— Imagino que cada uno lleva lo suyo… —le contesté torpemente, sin pensar que aquel comentario podría alargar aquella conversación más de la cuenta o hacer enfadar a aquel hombre ya indignado.

Nos miramos sin decir una sola palabra. Por la tensión e incomodidad del momento dejé ir una sonrisa entre tímida y nerviosa. El desconocido rompió aquel silencio:

—¡Gracias por tu sonrisa, hoy ya he alcanzado mi objetivo del día! No dejes de sonreír nunca.

Y aquel peculiar extraño, se dio la vuelta y tal como había venido se marchó, como el que teme llegar tarde a alguna parte.

A los pocos minutos llegó mi tren. Subí al vagón, me acomodé junto a la ventanilla y durante el trayecto no dejé de pensar en aquel desconocido.

Por suerte llegué a las oficinas a tiempo, donde esperaban varias candidatas para la entrevista. Mientras todas estábamos sumergidas en nuestros pensamientos y en aquel silencio espectral, de pronto la recepcionista colgó la llamada que atendía en ese momento y se dirigió a nosotras:

—¡Atención, señoritas! Debido a un inconveniente de última hora, el responsable de recursos humanos no puede atenderlas hoy. Tenemos sus datos, las llamaremos de nuevo para concretar una nueva cita…

Antes de que acabara de hablar, todas las candidatas empezaron a quejarse, a poner malas caras, levantar la voz o resoplar, alguna se marchó indignada.

Sin saber muy bien como tomarme todavía la noticia, ya que en estos tiempos ya nadie tiene formalidad ni palabra, una sonrisa entre sarcástica y decepcionada se asomó a mis labios. Justo en aquel momento cuando me levanté de mi asiento y me disponía a marcharme oí de la recepcionista decía:

—¡Usted, la de la sonrisa! ¿Le importa entrar al despacho? La estábamos esperando…


AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.



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Imagen: Pixabay


dimecres, 7 d’agost del 2024

Cada jueves, un relato - Tema: “El placer de no hacer nada” – “Procrastinación”

Esta semana desde su blog LA TRASTIENDA DEL PECADO nuestra amiga MAG os hace la siguiente propuesta veraniega: reflexionar y escribir sobre el placer de no hacer nada.

¿Qué es no hacer nada? Nos vienen pensamientos en reposo o dejar la mente en blanco. No hacer nada no implica aburrimiento. ¿Hemos descubierto la esencia de la tranquilidad y del descanso? ¿Quién dice que no hacer nada no es un arte? Puede ser recargar pilas, bucear en nosotros mismos y redescubrirnos en esa aventura.

AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.

"PROCRASTINACIÓN"

Imagen: Lemmy 

“Procrastinación: Del latín procrastinare: (pro, adelante, y crastinus, mañana),​ postergación o posposición. Es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o pereza a afrontarlas.”

Vendría a ser justo lo opuesto del conocido “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, de nuestro refranero popular.

Recuerdo que fue precisamente durante la Pandemia a raíz del Covid-19, cuando descubrí esta palabra mientras asistía a un curso de escritura creativa. Uno de los compañeros propuso esta palabra desconocida y algo rimbombante para mí, para inspirarnos un texto. Me fascinó, que definiera una situación o acción tan concreta de manera tan exacta. Parece que hay palabras para definir casi todo.

Debo reconocer que durante el tiempo que duró para mi la “Pandemia”, ya que me vi obligada a estar apartada de mi trabajo durante dos años, pude descubrir de sobras y poner en práctica su significado y disfrutar del placer de no hacer nada. Pero fue cuando me di cuenta que no todo el mundo hemos nacido para ello. Entré en una pequeña espiral de ansiedad, una tremenda necesidad de llenar mi tiempo libre haciendo cualquier cosa, nueva por descubrir, o habitual y cotidiana. ¡Deseaba tanto recuperar mi monotonía! Quería volver al trabajo, pero no podía; quería reunirme de nuevo con mi gente pero debido a las distintas “olas” no se nos permitía.

Mi cabeza entonces libre de ocupaciones, incapaz de quedar en blanco y en paz, le dio por reflexionar y empezar a escarbar en la memoria, en recuerdos y sensaciones que hasta entonces me parecían superadas e incluso olvidadas, nada más lejos de la realidad. Y fue cuando se inventó nuevos miedos y temores.

Ahora por suerte he vuelto a recuperar aquella cotidianidad y llenado mi día a día de tantas cosas que casi ya no tengo tiempo de pensar en nada. Y es que me di cuenta que tener tiempo de sobras para pensar puede no ser una gran cosa.

Mirando a mi gato Lemmy, mientras disfruta de sus interminables siestas, lo envidio ya que veo que es todo un “profesional”. Pero definitivamente, yo no soy persona nacida para “procrastinar”.



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Imagen: Pixabay


diumenge, 4 d’agost del 2024

Relatos de VERANO en Varietés – “Serendipia”

Nuestra amiga GINEBRA BLONDE desde su blog VARIETÉS nos propone otro reto para los meses de Julio y Agosto.

¿Y que mejor tema para un relato estos meses que hablar sobre el verano, las vacaciones y la fotografia?

Como acostumbra, esta vez GINEBRA también nos sugiere varias fotografías muy veraniegas y refrescantes de diferentes autores, para que nos sirvan de inspiración.

AQUÍ puedes encontrar el resto de imágenes propuestas y relatos participantes:


"SERENDIPIA"

Imagen: Ginebra Blonde - Varietés


Una tarde al salir del trabajo me fijé que habían abierto una cafetería llamada Serendipia. El nombre me encantó, era una palabra bonita, me sonaba muy bien, aunque no tenía ni idea de su significado. La busqué y enseguida las recordé a ellas.

Por entonces trabajaba en una agencia de viajes y tuve la suerte que en un sorteo me tocó un crucero. Aunque tendría que compartir habitación con otra agente de viajes desconocida para mi, no le di más vueltas y decidí apuntarme.

La noche anterior al embarque casi no dormí de lo nerviosa que estaba, quizá me había precipitado y no sería buena idea viajar sola. Al día siguiente al embarcar, subí las escaleras que me llevarían a mi camarote y volví a sentirme muy inquieta. ¿Quién me esperaría en la habitación que compartiría conmigo durante una larga semana? Y al abrir la puerta y descubrir a una simpática joven que me recibió con un meloso y caribeño “¡Qué bueno que viniste!” supe que había sido una buena elección.

Paseamos por las cubiertas para familiarizarnos con el barco y no paramos de hablar, incluso mientras realizaban el simulacro de emergencia, muy típico y obligatorio en los cruceros. Fuimos al camarote, nos arreglamos para cenar y cuando ya estábamos en el restaurante vimos que mucha gente o ya se conocían de antes, o bien ya se habían agrupado según habían coincidido durante el día. Nosotras dos no conocíamos a nadie más allí, por lo que nos dirigimos a la única mesa que encontramos vacía y que no estaba reservada para nadie. Era una mesa larga, como para diez personas, y pensamos que ya se iría llenando y conoceríamos esa noche a más compañeras de profesión.

Al rato se acercó una chica vasca, muy menuda y risueña. Nos preguntó si podía sentarse en nuestra mesa y la recibimos encantada. Por lo visto no había coincidido con ningún colega de su misma cadena de agencias. Un poco más tarde, se acercaron una pareja de chicas que por su simpatía y acento distinguimos que venían de las Canarias, y también preguntaron si podían sentarse con nosotras. Por lo visto venían con más gente de su empresa, pero ya se habían sentado en otras mesas. Eran muy agradables y habladoras por lo que las acogimos en nuestra mesa encantadas. Cuando ya habían empezado los camareros a presentarse y a preguntarnos que nos apetecía beber, ya estábamos todas hablando unas con otras como si nos conociéramos de toda la vida. Al servirnos las bebidas y entregarnos las cartas para la cena, se presentó, cual diva en un evento, la última de ellas, preguntándonos si le hacíamos un hueco en nuestra mesa. Estábamos cerca de la puerta y le pareció que llegaba ya muy tarde. Con aquella entrada triunfal no le pudimos decir que no.

Esa noche nos lo pasamos genial, nos reímos muchísimo, y ya no nos separamos en toda la semana. Fuimos juntas a desayunar, comer y cenar todos los días. Desembarcábamos juntas en cada puerto y durante las excursiones hacíamos miles de fotos, a cual más traviesa y gamberra, como verdaderas quinceañeras.

Todas compartimos muchas cosas en ese viaje. Parece mentira lo bien que nos entendimos desde el primer día, y siendo tan distintas como éramos unas de las otras, la de cosas que teníamos en común y lo a gusto que estábamos todas juntas.

Llegó el triste día del desembarque y la despedida, intercambiando tarjetas de visitas con nuestros teléfonos y direcciones, convencidas todas que había sido una experiencia genial, irrepetible y que no daría más de sí, una vez cada una volviera a su casa y de nuevo a su rutina.

Quiso la casualidad, las redes sociales o simplemente las ganas de no perder el contacto, que creáramos un chat llamado “Marineras” para saber las unas de las otras. Tras un año y medio de nuestro primer encuentro en el crucero, volvimos a reencontrarnos y abrazarnos con la misma fuerza que el último día que nos vimos. Y así llevamos viéndonos una vez cada año desde hace ya una década.

Ese viaje fue para mí una de las casualidades más bonitas de mi vida. Y más que Serendipia, me atrevería a decir que incluso fue pura magia.

Imagen: Tim Swallow


"SERENDIPIA: Hallazgo valioso que se produce de manera casual o accidental".





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Imagen: Pixabay




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