Cada jueves, un relato - Tema: Mundo Onírico – “Ludwig “

Para la próxima convocatoria juevera nuestra compañera MAG desde su Blog LA TRASTIENDA DEL PECADO, nos propone un nuevo reto. En esta ocasión, sumergirnos en el cautivador universo de los sueños.

El desafío consiste en incorporar a nuestro relato a un personaje histórico real, que aunque ya no está con vida, ha dejado una marca para siempre.

La tarea se centrará en explorar sus experiencias oníricas y cómo estos sueños reflejan aspectos de su vida. ¿Qué sueños podría tener? ¿Con quién soñaría? ¿Qué pesadillas sufriría? ¿Un sueño recurrente? Mil preguntas que podríamos responder a través del relato y que MAG nos invita a explorar, imaginando encuentros y diálogos, como se comunican con los vivos y entre ellos.

AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.

"LUDWIG"

Pintura: "Time - The 9 Symphonies Beethoven"

Autor: Lluís Rizzo Rey

No duermo demasiado últimamente, los preparativos para el estreno de mi ópera “Fidelio” no me dejan descansar, imagino que producto de los nervios y la creciente emoción. Desde hace varias noches, unas imágenes inquietantes asaltan mis sueños.

Salgo al escenario y soy recibido por una gran ovación, como de costumbre. Al colocarme de espaldas al público y dirigirme a los músicos para empezar a darles instrucciones sobre la partitura ya empiezo a darme cuenta de que algo no va bien.

No se oye ni un alma, ni los indiscretos carraspeos del público ni los nerviosos ademanes de los músicos al afinar sus instrumentos. Levanto mis brazos y empiezo a dirigir la orquesta. Los instrumentos empiezan tímidamente a tocar, casi imperceptibles para mí. Veo como las cuerdas se miran entre ellos, como si no comprendieran las notas y miran hacia atrás sorprendidos, como para comprobar si los vientos o la percusión les ocurre lo mismo. Yo sigo marcando con fuerza y carácter las notas, pero mis oídos no consiguen oír ni una sola de los instrumentos.

Dejo de dirigirlos, entre furioso por no ser capaz de captar su atención y algo confuso al no comprender que es lo que ocurre. Y es cuando dirijo la mirada al patio de butacas para ofrecer mis más sinceras disculpas al público y compruebo que mientras unos se ríen burlones, otros se muestran muy molestos, tanto que acaban abandonando la sala indignados.

Mi médico lleva un tiempo advirtiéndome que mi sordera es irreversible. Durante los últimos años he vivido prácticamente como un ermitaño, apartado de todo el mundo. Me da vergüenza que se sepa y sea mi fin. Soy incapaz de seguir las conversaciones, normalmente simulo estar distraído y ellos me lo perdonan como una excentricidad más del artista que soy.

En el escenario, a cierta distancia de los instrumentos y las voces, no consigo oír las notas más agudas. Pero los acordes y las notas suenan claramente en mi cabeza, nítidos, descarados y de forma magistral. ¿Puede haber mayor injusticia para un músico? ¿Que la sordera acabe siendo su compañera inseparable hasta el final de sus días?

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