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"GINOIDE"
Salgo de trabajar tarde, como siempre, agotada pero aliviada
de haber sobrevivido a otro día. Me dirijo a la estación de tren y en un breve
trayecto que no me llevaría más de quince minutos caminando, se convierte en una
hora, parándome en cada escaparate y cada tienda con la intención de encontrar
ese artículo perfecto que me haga sentir bien y consiga hacerme olvidar mi
desastrosa vida.
Desde hace unos días, un muchacho coincide conmigo en algunas
tiendas, semáforos y escaparates en ese breve trayecto. Al principio pensé que
era casualidad, en el centro hay muchas oficinas, era posible que trabajara por
la zona. Luego imaginé que era un admirador, que yo le resultaba atractiva y estuviera
haciéndose el encontradizo para propiciar una conversación. Lo descarté
enseguida, era muy joven, y aunque no estoy mal para mi edad, soy consciente de
que ya no despierto ese tipo de pasiones entre los jóvenes.
Después pensé que podría provocar otras, enfermizas y
obsesivas que nadie está libre de ser víctima en esta sociedad nuestra. Sin
tener sus intenciones claras, lo que inicialmente me pareció halagador, como un
posible admirador, se convirtió en una angustiosa sospecha ante un probable
acosador.
Ayer coincidió conmigo de nuevo, y se colocó justo a mi lado
en el andén del tren. Y no solo eso, lo más inquietante para mí fue que no
perdió la oportunidad de sentarse a mi lado en el vagón. Cuando estaba a punto
de montar una escena y decirle delante de todos que me dejara en paz y parara
de acosarme, me di cuenta que llevaba un maletín con el célebre logotipo del “Cyber-Cobrador
del Frac”. ¡Cómo no lo vi antes!
Durante los últimos meses, como los políticos y economistas dirían
“he vivido por encima de mis posibilidades”. Me enfrento a un gran problema, no
puedo hacer más horas extras de las que ya hago. Con mi jornada de diez horas
diarias y mi trabajo del fin de semana aún no tengo suficiente para todos mis
gastos y además enviar algo de dinero a mi familia. Tendré que armarme de
paciencia y soportar este bochorno al menos unos meses, hasta que cobre la paga
extra, alguna generosa propina o que un golpe de suerte en la lotería, me ayude
a cumplir con mis obligaciones.
Pero, ¿tengo otra opción? Si, la tengo. Puedo rendirme,
dejarlo todo atrás, olvidarme de mis angustias, mis miedos, mis tristezas, pero
también de mis sueños, ilusiones y un futuro prometedor. Podría ser como ese atractivo
“Cyber-Cobrador del Frac”, estos modernos y sofisticados androides que se
mezclan entre nosotros y que son casi indetectables, imposibles de distinguir
de los humanos. Si no fuera porque se dedican a hacer los trabajos más
peligrosos, pesados y desagradables que nadie quiere hacer.
Recuerdo que los primeros años experimentaban con presos. Ellos
aceptaban encantados, con tal de volver al mundo exterior, aunque fuera vendiendo
su cuerpo y alma a la ciencia con la promesa de una segunda oportunidad y una
vida mejor. Implantándoles un pequeño chip inhibidor, mantenían su consciencia
humana, pero olvidaban sus recuerdos empezando una nueva vida de cero. Eran
incapaces de sentir miedo, furia, tristeza, decepción, dolor o depresión. Todos
esos sentimientos no les afectaban y sus cuerpos eran ajustados, reparados o
sustituidos cuando se precisaba.
Se dedicaban a ser bomberos, mineros, guardias de seguridad, obreros
en construcciones peligrosas, soldados, y si alguno de ellos sufría un
accidente o perdía la vida era fácilmente reemplazable.
El éxito y la demanda fue tal entre empresas y gobiernos, que
acabamos con las prisiones vacías. Entonces llegó la hora de buscarlos en la
calle. Grandes campañas publicitarias en televisión te ofrecían “una gran
vida sin preocupaciones, problemas ni tensiones” “Olvídate del dolor, serás
joven para siempre”. Lo que no
explicaban es que cuando decían “jóvenes para siempre”, era porque les esperaba
una corta vida. Eso sí, plena y sin preocuparse por su salud ni por el día que
sería el último para ellos.
Hoy en el andén del tren, acompañada de nuevo por mi amigo el
“Cyber-Cobrador” a unos pasos tras de mí, he visto un anuncio de “Android &
Gynoid” la empresa que diseña estos robots humanoides y que puede cambiarme la
vida. En el anuncio ofrecían vacantes en ocupaciones como policías,
guardaespaldas, testers de fármacos y operaciones quirúrgicas de riesgo, o
incluso acompañantes de lujo. Hasta ahí han llegado, no tienen límites.
Así que, durante el trayecto en tren de dos horas, le he
estado dando vueltas hasta llegar a casa. Mejor dicho, a mi habitación,
alquilada en un piso compartido con tres personas más, trabajadores pringados
de lunes a domingo como yo. Sin vida entre semana y sin ilusiones ni fuerzas en
su inexistente tiempo libre. Sin nadie con quien compartir la vida y mis sueños
ya descartados, pienso mucho en ello últimamente. Me da por reflexionar y soñar
con una nueva vida sin hambre, ni deudas, sin disgustos ni decepciones, sin una
triste y dolorosa vejez.
El “Sintético del Frac” sentado a mi lado, como si leyera mi
pensamiento me entrega una tarjeta: “Android & Gynoid” Compramos tu
deuda y te regalamos una vida de ensueño.
Creo que compartiremos algunos trayectos juntos hasta que
decida qué hacer con mi vida. Quizá aproveche para preguntarle por la suya, esa
de ensueño que como a mí, otro androide le ofreció en algún momento delicado de
su desastrosa vida humana.
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Un relato inquietante. ¿Qué decidirá la protagonista?
ResponEliminaBesos.
Pues no queda otra que ponerse cada uno en la piel de la protagonista y decidir que futuro le espera, o deseas que ella escoja! Je, je! Un besote Demi!
EliminaMuy buen relato. Me encantó. Estoy leyendo los relatos de los participantes de este reto de Ginebra, del cual también participé y cómo la misma fotografía puede inspirar cosas diferentes. Te espero por mi blog personal. Te dejo un abrazo. Susana
ResponEliminahttps://elisabetsusanadesimonerelatos.blogspot.com/
Gracias Elisabet Susana! Esa es la magia de estos retos, que con una misma ilustración la imaginación de cada uno vuela en una dirección diferente, pero igualmente interesante! Un abrazote!
EliminaDe verdad hoy fue un poco angustioso la lectura, y no lo digo en negativo, sino que llegué a pensar que de ser así , no me gusta nada lo que pueda llegar ser un futura Próximo.
ResponEliminaUn muy buen relato.
Besotes, Feli domingo.
Sin duda la imaginación sobre el futuro nos lleva muchas veces más allá, a traspasar barreras que en muchos casos vemos claramente que son fantasia. Pero por otro lado en pocos años hemos visto la evolución de la tecnología y la ciencia que , cosas que antes parecían fantasía se han convertido en realidad! Disfrutemos de la vida tal como la conocemos, sin necesidad de inquietarnos todavía por lo que vendrá! Un besote Campirela y feliz semana!
EliminaNo me gusta deber, no espero encontrarme uno así en toda mi vida
ResponEliminaYo espero no encontrarme tampoco en tal situación, ni con el tradicional ni con la versión más moderna en forma de androide! Je, je! Pero, quien sabe? Un abrazote!
EliminaHola Marifelita, un relato inquietante y angustioso. Una situación límite que da incluso miedo si pensamos fríamente en ello. Ciber cobradores. Un abrazo
ResponEliminaSi, la idea de que te persiga un androide/cyborg a cobrar tus deudas no es demasiado alentador! Je, je! Espero que no sirva de idea a nadie en estos negocios! Ups! Un abrazote Nuria!
EliminaUn precio muy alto que pagar; quizá mejor soportar la compañía de un Cyber-cobrador, durante un tiempo, que perder una vida humana de emociones y sentimientos.
ResponEliminaCreo que si pudiese hablar desde su identidad anterior, desde un breve o efímero aliento que le quedase, gritaría: “¡No, no lo hagas! (esto son elucubraciones mías 😁)
Gracias por tan magnífico aporte, querida amiga. Muy bueno y para reflexionar.
Siempre un placer leerte.
Abrazo grande 💙
Gracias Ginebra! Lo peor que nos puede pasar es caer en el desencanto. Cuando a uno ya no le quedan ánimos ni ganas para seguir adelante, motivos o objetivos para mantenerse en pie, entonces es fácil caer en una opción que nos libere de esas cargas tan pesadas de llevar! Sin duda nunca hay que perder el norte! Un abrazote y muchas gracias por tu interesante propuesta!
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