Esta semana desde el Blog NEOGEMINIS nos proponen el siguiente reto. Narrar alguna historia en la que el tema central sea la singularidad entre la multitud. Lo que hace que algo o alguien destaque entre el resto, lo que se define en ocasiones como uno entre mil.
AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.
DESCALZO
Imagen: Pixabay
Sin saber aún cómo, despertó con un enorme dolor de cabeza, y se encontró sentado en la calle, en el escalón de entrada de una tienda.
Le llamó la atención que estuviera descalzo. Lo notó porque el frío del suelo le traspasaba sus gruesos calcetines. ¿Dónde estaban sus zapatos? Echó un vistazo a izquierda y derecha, pero no vio nada, ni a nadie a esas horas de la noche. Se levantó y notó enseguida que se tambaleaba, no sabía si se trataba de la precipitación de su movimiento o quizá porque hubiera tomado alguna copa de más. ¿Qué habría ocurrido? ¿Cayó al suelo mareado o quizá alguien le había atacado?
Se llevó entonces las manos a los bolsillos del abrigo y del pantalón y no encontró ni llaves, ni teléfono, ni tampoco cartera. Hecho que le hizo entrar en pánico enseguida, no tanto por la pérdida, sino porque en ese mismo instante cayó en la cuenta que no recordaba donde vivía, ni como había llegado hasta allí, y lo peor de todo, si alguien se acercaba a auxiliarlo tampoco sabría decirle su nombre.
Esperó impaciente a que empezaran a abrir los primeros bares o tiendas, y a cada uno donde entraba les preguntaba:
—¿Me conoces? ¿Por casualidad me has visto por el barrio antes? ¿Sabes quién soy?
Su aspecto desaliñado y descalzo, su fuerte olor a alcohol y su tono algo desesperado y nervioso al preguntar a la gente, hacía que ni se lo miraran, apartaran la vista y lo acompañasen a la puerta para que no les espantara la clientela. No podían evitar pensar que ese hombre no estaba bien, pobre loco, que debía estar solo y vivía en la calle.
Él sigue vagando por la gran ciudad, preguntando a todos a voces, con la esperanza de llegar a su barrio y que algún vecino, familiar o amigo lo reconozca. Si por casualidad se cruza en tu camino, no huyas, no mires para otro lado. Fíjate bien en él, porque igual lo conoces y entonces podrías ayudarle y cambiarle totalmente la vida.
Me has hecho pensar que debe ser desesperante encontrarse en esa situación, y que conste que no nos puede pasar a cualquiera.
ResponEliminaEn este mundo donde las prisas van a velocidad récord, y pasan cosas muy extrañas, quién sabe. Desesperante, diría que es hoy tu relato. Un gusto leerte. Besos.
Lamentablemente en nuestro mundo, no somos capaces de verlo pero de un dia para otro, por cualquier circunstancia externa a nosotros podemos pasar de tenerlo todo a no ser nada! Un abrazote Campirela!
EliminaMiedo a no ser nunca visto ni reconocido... llega una edad que esto te persigue, o te pierdes o mueres sin que nadie se entere
ResponEliminaPasa a menudo con gente que vive en la calle! Se convierten en invisibles! Un abrazo Gustab!
EliminaUn relato impactante. Terrible situación que no sepas quién eres y no te reconozcan. Desesperación total. Un placer como siempre. Un abrazo
ResponEliminaGracias Nuria! Sin duda ha de ser una situación muy angustiosa y delicada! Un abrazote!
EliminaLa cartera y los zapatos, aun. Pero, ¿el movil? ¿la vida continua?
ResponEliminaMe parece que se llevaron algo más que lo material, porque esperar que alguien te reconozca no me parece un buen plan.
Besazo, amiga
Efectivamente, parece que al pobre le han robado lo que llevaba encima y mucho más! Lo mall es que su aspecto y su actitud desesperada ahuyenta a cualquiera que pudiera ayudarle! Un besote amigo!
EliminaImpacta. Puede pasarnos a cualquiera, ahora buscar su casa es como buscar una aguja en un pajar
ResponEliminaMuy bien llevado. Un fuerte abrazo, amiga.
El protagonista esta perdido y confundido, y eso lo hace totalmente vulnerable en la jungla que es la gran ciudad! Un besote amiga!
EliminaEstar descalzo en un lugar publico, es como ser muy fragil. Pero poco a poco aparecen callos y el pie se hace fuerte conforme se recorran miles de bares
ResponEliminaEfectivamente Jose, estar descalzo en la calle es una especie de desnudez y nos sentimos vulnerables. Pero del mismo modo la vida en la calle debe endurecer como ninguna otra! Un abrazote!
EliminaUno más sin techo, sin esperanza, sin ilusión. Y hay tantos! Como bien dices...si te lo encuentras...hazle un poco de caso, no le des la espalda, no mires para otro lado. Gracias por tu relato Marifelita
ResponEliminaEfectivamente, uno de tantos que hay repartidos por nuestras calles y casi resultan ya invisibles en nuestros tiempos! Nos nos atrevemos a mirarles creo que de algun modo, por cierta vergüenza! Un abrazote Santiago!
EliminaUna historia de tristeza y terror. Imaginar algo así, tan dramático y disrruptivo destrozando una vida, logra conmovernos. Un abrazo, Marifé y muchas gracias por sumarte al evento
ResponEliminaLa mala suerte, el destino, las circunstancias o como cada uno lo quiera llamar nos pueden deparar desagradables sorpresas! Nadie estamos libres supongo, por eso al pensar en ello, que nos pudiera ocurrir a cualquiera resulta terrible! Un abrazote Neo y gracias por tu interesante convocatoria!
EliminaTremenda historia, muy bien contada, he quedado con la intriga si por culpa del alcohol enloqueció o si le han robado y a raíz del golpe perdió la memoria, muy bueno, triste también, un abrazo Marieflita.
ResponEliminaPATRICIA F.
Triste historia sin duda, creo que lo que la hace más inquietante es la arbitrariedad, que le pueda pasar a cualquiera, en cualquier momento y por cualquier causa! Ya lo dicen, el destino es caprichoso! Un abrazote Patricia!
EliminaTremendo, menos mal que es ficticio. Debe ser horrible esa situación, porque cualquier engranaje de la mente se distorsione,
ResponEliminaEn este caso es una invención como tu bien dices, pero cuando me cruzo en la calle con una persona sin hogar no puedo evitar pensar cual será la causa que le ha llevado hasta allí, y seguro que en muchas ocasiones serán circunstancias que le pueden pasar a cualquiera! Eso es lo que da más miedo! Un abrazote Tracy!
EliminaSi malo y desesperante es que nadie sepa de tí ni te conozca, peor aún, creo yo, es que llegue el momento en que no conozcamos a nadie y que incluso los más allegados, padres, hijos, esposos, nos resulten perfectos desconocidos. En tu protagonista se dá la doble circunstancia, no sabe quien es y nadie parece conocerlo.
ResponEliminaUn abrazo.
Como tu bien dices, si puede haber algo más dramático de que uno no sepa quien es, sería que nadie te eche de menos o te reclame! Una situación muy triste y lamentable, quizá llegados a ese punto, casi mejor no saber uno quien es ni acordarse tampoco de nada ni nadie, se sufriría menos, sin duda! Un abrazote Pepe!
EliminaLas situaciones de indigencia nos cuentan el relato de aquellas vidas que sucumben al desaliento, a la desgracia o al destino incierto. Cualquiera puede verse en esa situación y en ese caso le gustaría recibir ayuda y comprensión. Por desgracia los prejuicios no ayudan.
ResponEliminaSaludos Marifelita.
En general tenemos la falsa creencia que a nosotros no nos puede pasar, que es cosa de otros que tomaron malas decisiones, y tristemente nadie estamos libres de encontrarnls! Un abrazote Marcos!
EliminaMuy buena alegoría de la incomunicada y desolada vida actual tan carente de sentido. Todos somos un perdido vagabundo.
ResponEliminaEn ocasiones parece que cuanta más gente tenemos a nuestro alrededor, más solos nos sentimos! Un abrazote Julio!
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