Cada jueves, un relato - Tema: El miedo – “Un extraño en mi “

Para la próxima convocatoria juevera nuestra compañera NURIA ESPINOSA desde su Blog BITÁCORA LITERARIA, nos propone el siguiente reto. En esta ocasión, se tratará de escribir un relato sobre el MIEDO.

El miedo puede presentarse en muchas facetas de nuestra vida. Puede ser miedo escénico, miedo social, miedo al amor, al compromiso, al qué dirán. Miedo real, irreal, irracional, a la oscuridad, a la muerte o a la soledad. Incluso a tu yo interior o tus propios pensamientos.

Y con tantos ejemplos de miedo, tan solo nos queda ponernos a escribir.

AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.

UN EXTRAÑO EN MI

Aquel lunes me desperté con un picor de ojos muy molesto. El oftalmólogo ya me lo tiene dicho, no es aconsejable ir a la playa con lentillas, pero yo ni caso.

Antes de irme a dormir me apliqué un colirio que me recetó para estos casos. Al día siguiente nada más levantarme ya noté mejoría, pero al ir al lavabo y echarme un poco de agua en la cara para espabilarme vi el ojo enrojecido y me acerqué al espejo. Me sobresalté al ver que de él me salía una pequeña punta negra y no pude evitar pensar en la película de la noche anterior.

Era de la saga “Expediente X” con sus extraterrestres, y recordé un capítulo concreto en el que un ente alienígena entra en nuestro planeta al colarse en los ojos de un astronauta. Una vez en la tierra la especie se multiplicaba con facilidad en ambientes acuosos. Todo ser humano tenía su alienígena particular instalado bajo sus párpados, controlando así totalmente la voluntad de su huesped.

Entré en pánico. No sabía si salir huyendo del lavabo y abrir la puerta de casa para pedir auxilio a los vecinos y advertirles del terrorífico hallazgo y mi desgracia, o bien seguir hurgando en mi irritadísimo ojo. La curiosidad pudo más que el miedo, y decidí echarme unas gotas más de aquel milagroso colirio para ver si aquel elemento molesto allí instalado, salía de su escondite.

Con las piernas aun temblando, abrí y cerré los ojos varias veces y lo vi asomarse. Fue cuando me armé de valor y sin pensar tiré de él con las pinzas delicadamente, pero con firmeza. Lo que descubrí fue el extremo de un cabello rizado y negro, como son los míos. Estiré lentamente de él hasta que finalmente expuse fuera de mi ojo, sus diez centímetros de longitud.

Algo aliviada, aunque por qué no decirlo, también un poco decepcionada, me quedé allí pensando, mientras lo sostenía maravillada entre mi índice y el pulgar. ¿En qué momento y de qué modo se coló sin que yo me diera cuenta? ¿Y si hubiera sido un alien?