Concurso Tintero de Oro - Octubre - Homenaje a Harper Lee - Tema: Injusticias sociales - "Prohibida"

Este mes de octubre, reanudando los habituales concursos del Blog amigo EL TINTERO DE ORO, la propuesta que nos hacen para este mes es la siguiente:

Crear un relato, como homenaje a la novela de Harper Lee "Matar a un ruiseñor", en el que el tema principal sea una injusticia social.

AQUI podreis encontrar el resto de relatos participantes:

“PROHIBIDA”

Foto: Pixabay

He entrado en el metro sin pagar, como siempre que uno de estos indeseables me persigue. Ya es lo único que me faltaba. No solo tengo que huir de la policía o de mi chulo sino también de estos asquerosos clientes. No sé qué se piensan que soy. Quién se piensan que son.

Soy una persona prohibida. Así lo veo yo. Tengo prohibido estar aquí, en un país que no es el mío sin papeles, pero aquí me teneis, buscándome la vida. Tengo prohibido ejercer la prostitución, pero aquí estoy, debiéndole a mi chulo, que ahora también es mi amo, una cantidad de dinero que me parece eterna e imposible de devolver en toda una vida. Está prohibido robar, pero en ocasiones no puedo hacer otra cosa. Si he tenido un mal día el jefe quiere cobrar igualmente, además, algo tengo que comer. Está prohibido consumir drogas, pero si alguna de mis compatriotas o incluso algún cliente me ofrece probarlas no voy a ser yo quien rechace su invitación, me ayudan a olvidar la mierda de realidad que tengo que soportar.

Lo que me habían vendido como un “paraíso en la tierra”, está muy lejos de ser lo prometido. Quizá cometí el error de creérmelo. Pero cuando huyes de las mafias, de la violencia, de la miseria y el hambre, cualquier opción alternativa parece la correcta.

Y mientras camino por estas calles, nuevas y desconocidas todavía para mí, todo son advertencias: Prohibido pisar el césped. Prohibido jugar a pelota. Prohibido bañarse en las fuentes. Prohibido hacer ruido en la calle por las noches. Prohibido pasar, prohibido tocar…

Dentro de la estación de metro, me dirijo al andén, aún no tengo claro que dirección tomar, a donde ir. Prohibido fumar, prohibido viajar sin billete, prohibido entrar con patinetes, prohibido bajar a las vías…

Y en mi cabeza, nace una idea. Me acerco al andén y comienzo a bailar y balancearme, quizá demasiado cerca del filo para la mayoría de los que están allí esperando. No puedo evitar sonreír al ver sus caras de asombro y en algún caso de pánico. En el fondo son buena gente y en alguno veo una expresión de preocupación.

Empiezo a darle una calada a mi cigarro recién encendido y es cuando definitivamente he llamado la atención de los que faltaban por mirarme.

Me acerco al banco y tomo asiento bruscamente cerca de una niñata rica, que no deja de mostrarnos a todos su bolso de marca, sus carísimas deportivas y su Iphone recién estrenado.

Después de mucho esfuerzo, por fin consigo mi objetivo. Uno de los pasajeros del andén ha llamado a seguridad para que vengan a buscarme y así deje de molestarles. Con un poco de suerte me pedirán documentación y como no tengo, me llevarán a la comisaría más cercana. Y de allí tras explicar mi historia y registrar mi bolso, encontrarán unos gramos de esta mierda prohibida. ¡Quién sabe, igual me internan en un centro de mujeres! Cualquier cosa antes de volver a estas calles y tener que dar cuentas a mi amo y recibir sus continuas palizas el resto de mi vida. Es eso o esperar hasta que él, uno de mis clientes o las mismas drogas me hagan desaparecer sin que nadie me eche en falta y ni siquiera se de cuenta de mi existencia. Porque, definitivamente, soy una persona prohibida.