Cada jueves, un relato: “NADA”

Para el reto juevero de esta semana, nuestra compañera INMA desde su Blog MOLI DEL CANYER, nos propone crear un relato a partir de una fotografía que tengamos en nuestra galería de imágenes en el móvil, concretamente la que haga 12.

Aquí podréis encontrar el resto de relatos participantes.

La fotografía escogida por mi es de mi amiga Lola Beltrán. Su composición e impactantes colores me sugirieron el siguiente relato:

"NADA"

Foto: Lola Beltrán

Nuestra casa se incendió y no fue por accidente. Situada al lado de la sede del gobierno, un grupo de rebeldes colocaron una bomba y tras la explosión, nuestro hogar quedó hecho cenizas en minutos. Perdimos todo lo que pensábamos entonces que eran nuestras posesiones más preciadas: documentos, libros, ropa, muebles y muchos recuerdos familiares. Encontrándonos en la calle acabamos viviendo en casa de mis suegros.

La situación en nuestro país se fue agravando cada día. Había revueltas, manifestaciones violentas y enfrentamientos con la policía casi cada día, tanto en la capital como en otras ciudades grandes y también en pueblos pequeños a kilómetros de allí. Por aquellos días muchas empresas extranjeras decidieron marcharse del país, por lo que tanto mi marido como yo nos quedamos sin trabajo.

A las pocas semanas la situación se hizo insostenible y estalló la guerra. Estando en plena zona de conflicto enviamos a mis suegros al otro lado de la frontera, y nosotros decidimos cruzar el país para alejarnos lo máximo posible, pensando que la guerra se resolvería en poco tiempo, y podríamos volver de nuevo a nuestra ciudad.

Pero la guerra no solo no acabó, sino que se alargó durante meses, y tanto mi marido como mis dos hijos ya mayores de edad fueron llamados a filas y reclutados a la fuerza. Yo en ese momento solo pensaba en estar lo más cerca de ellos que fuera posible, y me presenté como voluntaria en los puestos médicos de la zona.

Lo que presencié allí durante aquellos meses no lo puedo expresar con palabras. Solo puedo decir que si bien cuando empezó la guerra tenía claro cual fue el detonante y sabía muy bien porqué luchábamos, en mi estancia en aquellos precarios hospitales improvisados, os puedo asegurar que mis ideales desaparecieron como los cientos de hombres, mujeres y niños muertos que pasaron por nuestras manos.

Ayer me llegó la noticia en un sobre junto con tres medallas, de que mi marido y mis dos hijos también habían fallecido en un salvaje bombardeo que se produjo a escasos kilómetros de donde yo me encontraba.

Para mi ahora ya no existe ni futuro, ni ideales ni ilusiones para seguir luchando. Hoy he perdido lo único que me quedaba. He perdido las ganas de vivir. Ahora si que ya no me queda nada.