¡Hola Blogueros!
Aquí estamos de nuevo para compartiros la continuación de mi relato “UNA HISTORIA DE SIRENAS”, como colaboración al proyecto de LITERERATURA FANTÁSTICA de mi compañera Mercedes desde su Blog MIL Y UNA NARRACIONES, y en el que estoy encantada de participar.
"UNA HISTORIA DE SIRENAS"
CAPITULO 3
"DE FAMILIA MARINERA"
Al despedirnos sentí una rara sensación de tristeza por dejarla atrás ya que aunque hacía poco que la conocía me transmitió una extraña familiaridad. Tambien estaba preocupada, ya que al encontrarme ahora sola no sabía si sería capaz de llegar a mi destino y cumplir la misión encomendada. Lo primero que pensé es que al ser una embarcación moderna necesitaria carburante y para poder comprarlo necesitaria dinero que ahora no tenía. Se me ocurrió que intentaría pescar alguna cosa, y si tenía suerte y entre las redes se colaba alguna pieza interesante, quizá la puediera vender por un buen dinero en la lonja del siguiente puerto donde pudiera atracar y repostar.
Después de dos días intentando pescar algo, echando las redes al agua sin demasiado éxito, me acordé que en el barco mi padre guardaba unas cañas de pescar. Las usábamos cuando salíamos con mi madre y mis hermanos a pasar el día con él, así le hacíamos compañía y estabamos todos juntos. Con las cañas no resultó del todo mal, eran piezas pequeñas pero abundantes, así que cuando tuve una buena caja llena de ellas, la guardé en el refrigerador y al día siguiente atraqué en el puerto más cercano. Al bajar a tierra, ya en territorio portugués, el idioma no fue un impedimento para entenderme con el resto de pescadores en la lonja y pude vender mis capturas a un modesto aunque buen precio, que me permitió comprar combustible para la embarcación, además de comprar algunas frutas y acercarme a un locutorio donde pude por fín, aunque no sin miedo, hacer una llamada a mis padres para oirles la voz y decidles que no se preocuparan por mi.
Mi madre descolgó el teléfono y al oir mi voz me dí cuenta al momento que le quité un gran peso de encima, pero en unos segundos empezó a gritarme y decirme que como se me ocurría semejante locura, que ya estaba volviendo para casa y enseguida oí que mi padre le cogía el teléfono. Me riñó igual que ella, y me dijo lo disgustados que estaban por mi arranque infantil y mi descabellada idea. Pero cuando le dije desde donde le llamaba, entendió que me encontraba ya más cerca de la casa de mi abuelo que de mi propia casa, así que se calmó y empezó a darle algunos consejos que me irian bien para los días de navegación que me quedaban.
Aquella noche dormí mejor, con el Maravillas atracado en puerto, pudiendo llenar el depósito de combustible y comprar algunos víveres que me permitieran llegar a mi destino. Pero lo que hizo posible que me durmiera nada más apoyar la cabeza en la almohada fue que había llamado a casa para poder tranquilizar a mi familia. Mi padre antes de colgar, me dijo en voz muy bajita para que mi madre no pudiera oirle:
—Estoy sorprendido de que tú sola hayas podido llegar tan lejos. Estoy muy orgulloso de ti. Parece que has heredado de la familia las cualidades necesarias para ser un buen marinero. Cuida bien del Maravillas, le tengo mucho cariño, ya lo sabes.
¡Y hasta aquí la historia de nuestra amiga MAR, continuará el próximo 9 de Mayo!
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