diumenge, 12 de febrer del 2023

Acervo de Letras - VadeReto - Tema: El viaje - "El árbol de mi vida"

El reto propuesto desde el Blog "Acervo de Letras", para el "VadeReto" de este mes de Febrero es escribir un relato sobre un viaje, que incluya las siguientes premisas:

- Puede ser en cualquier medio de transporte.
- El viaje debe tener un propósito concreto.
- El destino tiene que ser la consecución de una búsqueda.
- Durante el viaje ocurrirá algo que transformará a los personajes.


EL ARBOL DE MI VIDA


Foto:Pixabay


Llevaban diez años viviendo en Santa Reparada, un antiguo convento que con el creciente turismo en la zona se había reconvertido en un albergue juvenil. En verano, Semana Santa y algunos puentes, recibían a numerosos grupos de estudiantes para pasar allí unos días entre el mar y la montaña, y también para San Juan con motivo de viajes de fin de curso, se llenaba hasta arriba.

Ella y su marido eran los guardeses del lugar y encargados del mantenimiento y limpieza de las instalaciones además de gestionar las reservas de las escuelas y centros excursionistas durante todo el año. Allí se vivía muy bien, incluso demasiado tranquilo a veces, pero siempre pensaron que había sido una buena decisión. Sus hijos venían a visitarlos una vez al mes, y en verano pasaban sus vacaciones allí con sus parejas y sus nietos.

Ese año se le había metido en la cabeza que antes de que llegara el verano tenían que deshacerse de un viejo roble situado en el lateral del recinto. Habían planeado cortarlo ya que su tronco se inclinaba cada vez más, año tras año, y parecía que en cualquier momento vencería y les caería en el patio donde se organizaban las actividades para los estudiantes y visitantes.

El siguiente fin de semana que les visitó su hijo mayor, le pidieron ayuda para cortar el árbol y decidieron ir a comprar al pueblo más cercano una potente y moderna sierra eléctrica, la iban a necesitar.

Ese sábado, el matrimonio montó en la parte trasera del coche de su hijo, sentados junto a su nieta de cinco añitos recién cumplidos. Aprovecharían la visita al pueblo parar hacer algunas compras en el mercado y darle a la niña algunos caprichos como buenos abuelos.

Arrancó el coche, y a escasos metros del recinto, al llegar a la primera curva de la estrecha y descuidada carretera local, vieron venir de frente a gran velocidad a otro coche que si no hubieran dado un volantazo se hubieran chocado irremediablemente. Evitaron un accidente, pero la maniobra peligrosa provocó su salida de la carretera con tan mala suerte que se despeñaron por la pronunciada pendiente sin que ningún quitamiedos pudiera frenar su caída.

En lo que les pareció una eternidad y pasó en segundos, la abuela pudo reaccionar rápido y abrazar a la nieta firmemente contra su pecho, para intentar protegerla de la inminente desgracia. Quiso la fortuna que el coche cayera rodando ladera abajo, hasta que el viejo roble paro en seco su caída, evitando que se prolongara y arrasaran con todos los visitantes que se encontraban en el patio principal del convento.

Dentro del coche estaban todos mareados, doloridos y llorosos, al mismo tiempo que gritaban y reían celebrando la suerte que habían tenido de sobrevivir a tremendo accidente. Los visitantes que estaban en el recinto se acercaron al coche para sacarles cuanto antes y comprobaron para su sorpresa que todos estaban bien pese al aparatoso accidente.

El domingo, la familia al completo amaneció magullada pero feliz de disfrutar del nuevo día, a la sombra del viejo roble que les había salvado la vida el día anterior. Mientras la abuela observaba jugar a la nieta en el patio, comprobó que sus manos se habían quedado marcadas en la espalda de la niña, provocando unos oscuros moratones donde la sujetaba tan fuerte durante la caída.

Días más tarde en el patio, se quedó pensando en el árbol y volvió la vista hacía él, esta vez convencida de que lo veía de forma diferente, incluso más erguido. Dentro de ella nació la disparatada idea de que el árbol se había movido, aunque solo fueran unos centímetros y con sus fuertes ramas los había abrazado y parado el golpe, evitando un trágico final. Fue un pensamiento que guardó para ella misma, sin querer compartirlo con nadie, la tomarían por loca y no la creerían.

Desde entonces quiso pensar que el árbol estaba allí para protegerlos y no serían ellos los verdugos que lo sacrificaran. En su interior algo le decía que había sido una señal y que el viejo roble tenía muchas cosas que ofrecerles todavía en su larga vida, que su nieta con suerte alcanzaría a descubrir.






20 comentaris:

  1. Qué verdad nos enseña tu relato: a veces tenemos que padecer para poder aprender a valorar.
    Abrazos.

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    1. Aquellas situaciones que nos superan o no podemos controlar son de las que más tenemos que aprender! Un abrazo Noelia!

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  2. ¡Qué bonito! Y menos mal que no cortaron el árbol. Un abrazo. :)

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    1. A veces en la vida hay momentos que parecen pura magia! Un abrazo!

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  3. El árbol de la vida, en esta ocasión la salvo. Un texto muy emotivo y con una lección de vida. A veces la cosas estan en ese lugar y de ese modo por algún motivo.
    Un beso, feliz semana.

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    1. Efectivamente, parece que todo tiene su porqué, aunque en muchas ocasiones hayan cosas que nos parezcan irrelevantes o insignificantes! Un besote Campirela!

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  4. ¡Bellíiiiisimo relato, Marifelita!
    No sé si será mi loca cabeza o mis lecturas y vivencias, pero yo he visto más allá de ese majestuoso Roble. Las manos marcadas en la espalda de la niña por el abrazo, son como las ramas que los protegió de ese destino funesto.
    Para mí ese árbol es una metáfora preciosa de los abuelos, de los viejos, de todos los que llegados a una edad, parece necesario apartarlos de nuestras vidas. Sin embargo, ellos siguen siendo útiles y siempre están cuando se les necesita. Su experiencia, su apoyo, su desinteresado amor, es imprescindible en la familia. Es triste hacerse viejo, como el vetusto Roble, pero su sola presencia da sentido a nuestra vida.
    Enhorabuena. Un delicioso y encantador cuento.
    Muchas gracias por aportarlo al VadeReto.
    Un Abrazo.

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    1. Muchas gracias Jose Antonio! Me alegro mucho que te haya gustado tanto el relato, pero tengo que confesar que le has dado una interpretación que va más allá de lo que yo pretendía! Me gusta que aunque sea "sin querer" os haya sugerido tantas cosas! Un abrazote!

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  5. A mi ta.bien me ha parecido una alegoría a la vejez. La abuela se debe sentir culpable, porque ella tampoco es joven, debía haber pensado en eso. Valoramos y coleccionando cosas antiguas, piedras y injertos, y las cosas vivas, las liquidamos por que ¿no son útiles? ¿ molestan? ¿ no cotizan? ¿Son económicamente inviables?
    Muy buen relato que va más allá de lo que explica físicamente.
    Un roble, nada menos...
    Besooo amiga

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    1. Demasiado a menudo tendemos a clasificar las cosas, y desgraciadamente también a las personas, por lo útiles que son pueden ser o por lo que nos aportan. Todo parece ser temporal, de usar y tirar! Y hemos sido capaces de hacerlo hasta con la propia naturaleza! Una pena! Un besote, amigo!

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  6. Parece metáfora de la etapa final, pero me ha gustado mucho, la verdad.

    Un abrazo fuerte, prolífica amiga

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    1. La naturaleza siempre nos inspira cosas bonitas y metáforas vitales! Ja, ja! Un abrazote amiga!

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  7. Hola Marifelita. ¡Qué precioso y tierno relato nos has regalado.
    Yo también, como Jose y algunos compañeros, he encontrado en su interior más de lo que cuentas abiertamente. Estos son tiempos en los que se descartan cosas porque ya son inservibles o porque han pasado de moda. Y, de la misma forma se descartan los viejos de la vida familiar, porque ya chochean o porque ya no sirven para cuidar a los nietos. ¡Mal andamos si tenemos que cortar un roble porque se va inclinando!
    Pero la naturaleza es sabia y tiene sus modos mágicos de hacernos entender. Las manos marcadas en la espalda de la nieta por el abrazo de su abuela, las ramas del roble que los protegió de la terrible desgracia.
    Dulce final para el cuento. Un abrazo.

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    1. Gracias Trujaman! Si, la naturaleza al final se hace entender, aunque a veces tardemos en oir su voz! Un abrazo!

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  8. Hola Marifelita! ¡Qué relato más bonito! Esa imagen del árbol abrazando el coche, me ha paracido metafórica. La naturaleza les habló a través del accidente. Tal vez ese árbol no era un peligro tan acuciante.
    Saludos

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    1. Efectivamente, hay que escuchar y observar a la naturaleza! Más a menudo de lo que pensamos y nos damos cuenta, nos envía mensajes! Un abrazo!

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  9. Hola Marifelita muy buen regalo este relato, lleno de significados y que nos insta a la reflexión: respetar las cosas naturales porque estas existen y nos dan vida. En cuanto a las cosas materiales, quizás podamos dejar de tirarlas cuando ya no nos sirven, habrá que buscarles segundas vidas, con otros o reacondicionarlas para que cumplan otro propósito. ¿Ves? Me has hecho reflexionar con tu historia, felicidades.

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    1. Gracias Ana! Me alegro que el relato haga reflexionar y por lo que veo en múltiples temas, todos diferentes pero vitales! Un abrazo!

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  10. Si, los arboles son protectores. a veces son indiferentes con los humanos, pero otras nos ayudan como a cualquier otro ser vivo.

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    1. Creo que en general, ellos nos ayudan más a nosotros, que nosotros a ellos! Con la naturaleza siempre salimos ganando! Verdad? Un abrazo!

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