Continuando con la original convocatoria de Ginebra Blonde, en su propuesta trimestral "Un reto: una imagen", y viendo de algunos compañeros han aprovechado para escribir más relatos inspirados en las fantásticas fotografías de Anka Zhuravleva, comparto otro de mis escritos.
A partir del relato de mi amigo Gabiliante, inspirado en las consecuencias del cambio climático, me sumo a la reivindicación ecológica:
DIOSES
Yo era Fuego,
temido por todos y al mismo tiempo venerado. Desde mi nacimiento con la primera
chispa, he traído calor a vuestros hogares en las crudas noches de invierno y calentado
vuestros brebajes y alimentos. Proporcionado una valiosa herramienta para
doblegar los materiales y adaptarlos a vuestras necesidades, forjado armas para
defenderos de las criaturas salvajes que os amenazan y trayendo luz en la
oscuridad de la noche. ¿Y cómo me lo agradecéis? Esas armas se convierten en
ofensivas para someter al prójimo, que llamáis enemigo. Utilizándome sin
control, olvidando mi poder y de lo que soy capaz de hacer cuando estoy
descontrolado. ¿Os acordáis del infierno en el que mi ira puede desembocar? ¿Ya
no me respetáis? ¿Acaso ya no me teméis?
Yo era Tierra,
suelo firme donde asentar vuestros hogares, cultivar vuestros alimentos y
cuidar de vuestro ganado. Siempre me habíais tratado con respeto, y yo
agradecida os proveía de buenas cosechas y os obsequiaba con jugosos frutos. Me
he puesto siempre en vuestras manos, y vosotros me habéis moldeado como el
artesano que convierte barro en una vasija. Habéis abusado de mi hasta tal
punto que me miro y no me reconozco. Ahora que soy yo la que os pide ayuda ¿No
pensáis venir a rescatarme? ¿Es que ya no me necesitáis? ¿Qué ha sido de mí,
aquella fértil, poderosa, capaz de alimentar a toda la humanidad? Ahora me
siento cansada, explotada, desfigurada. Ya no tengo fuerzas para seguir
adelante, no así. Soy vieja y no hay vuelta atrás. Pero yo encontraría la
manera de perdonaros si reflexionáis y frenáis esta locura.
Yo era Madera, materia
viva. A través de los árboles de los que procedo recibís oxígeno para vuestros
pulmones. Os he acompañado desde vuestro primer aliento, pero ¿estaré cuando os
llegue el último? Conmigo habéis construido vuestros hogares para protegeros
del frio y de los peligros que os acechan. Ingeniosas herramientas y melodiosos
instrumentos de los que emana toda vuestra sensibilidad en forma de música. También
naves con las que habéis ampliado nuevos horizontes y conquistado tierras
lejanas. El mundo animal al que vosotros pertenecéis, aunque a veces lo
olvidáis, vive en mí con equilibrio y respeto desde el principio de los tiempos.
¿Vosotros no podéis seguir sus pasos? ¿Acaso sois mejores que el resto?
Dependéis de mí incluso más que cualquier otra criatura, ¿es que vuestro
orgullo y falsa superioridad no os deja verlo?
Yo era Metal, símbolo
de poder. Repartido por todo el universo en forma de pequeñas pepitas de
energía, fuerza y belleza. Tenerme significa progreso, cambio, evolución. Siempre
he sido el motor de vuestras vidas y base de vuestro bienestar, pero también la
causa de vuestras desavenencias. He hecho felices y ricos a los más ambiciosos,
pero miserables a los más débiles y desvalidos. Y después de todo este tiempo
de lucha entre vosotros para poseerme, ¿aun creéis que soy infinito? ¿Qué
estaré siempre para enriqueceros y abasteceros? Vuestra ambición no tiene
límites, y no os deja ver que todo lo que dais por sentado hoy, mañana puede
desaparecer en un instante. ¿Seréis capaces de verlo algún día? ¿Os daréis
cuenta antes de que todo aquello que precisáis y robáis incansablemente, se
agote sin más? Confío en que la misma inteligencia que habéis invertido en
moldearme y obtener de mi hasta la última molécula útil, sepáis dirigirla a una
inminente y necesaria rectificación. Vuestros constantes abusos me ofenden.
Yo era Agua,
fuente de vida. En mi os sumergís y purificáis vuestros cuerpos y almas. Riego
vuestros campos y os proveo de abundantes pescas en cualquier océano, mar o rio
donde busquéis. Una pequeña parte de mí está dentro de cada uno de vosotros.
¿Es que ya no lo recordáis? Me he convertido en una inmensa masa de escombros.
Habéis pervertido mi pura esencia. Escaseo en muchos lugares, y en otros ya no
soy bienvenida, ya que me presento con toda mi fuerza y a destiempo, pero no es
mi culpa, no me puedo controlar. ¿Quizá olvidasteis mi caprichosa naturaleza?
¿Es que creéis que podéis elegir cuando, donde y como invocarme? Mi fuerza puede
convertir mares en calma en horribles tempestades, arrancar hogares de sus
cimientos y engullir todo a mi paso. Empiezo a estar enferma, en muchos
rincones del mundo ya totalmente contaminada. Vuestra inacción hará desaparecer
mi pureza lentamente ante vuestros ojos. ¿Es que no pensáis curarme?
Yo era Aire, oxígeno para vuestros
pulmones. Os he acompañado desde el primer aliento y también estaré hasta que
os llegue el último. Con mi impulso he ayudado a que las aves migren, a que las
semillas prendan en su lugar, a que naves desplieguen sus velas y conquisten
nuevos horizontes. Pero mi fuerza también puede mover dunas en el desierto,
convertir aguas calmadas en horribles tempestades, volver loca hasta la más
cuerda de las criaturas, arrancar hogares de sus cimientos y convertir una
inocente combinación química en toda una reacción explosiva. Habéis pervertido
mi pura esencia. ¿Quizá olvidasteis mi caprichosa naturaleza? ¿Creéis que podéis
elegir cuando, donde y como invocarme? Yo no tengo amo y de nadie necesito. Si
no soy bienvenido puedo marcharme y vagar por el inmenso universo. ¿Podréis
decir vosotros lo mismo? ¿Sobreviviréis a mi ausencia?
Un buen texto con los elementos que nos rodean, y quién sabe si no son obsequios de los Dioses.
ResponEliminaUn abrazo, amiga
Si, son indiscutiblemente grandes obsequios! Que damos por sentados y desgraciadamente no valoramos ni cuidamos todo lo que se merecen! Para algunos son los mismos Dioses! Besos, amiga!
EliminaUna exhautiva recopilacion delos dioses primigenios, a los que hemos perdido el respeto. Todos nos traeran desgracias cuando se desaten. Y rso que no corren peligro de extincion. No como nosotros.
ResponEliminaBesoss, amiga y muchas gracias por la mencion del encabezado
Si todo el mundo los tuviera presentes como nuestros dioses verdaderos, comunes a todos y con el respeto y devoción que merecen, nuestros problemas serían menos! Besos!
EliminaNi todos los dioses juntos suplicando, parecen poder cambiar el destino de un planeta desquiciado por el comportamiento de unos de sus habitantes más insignificantes y a la vez más dañinos.
ResponEliminaSaludos.
Parece ser que los humanos solo obedecemos cuando nos sentimos amenazados o nos castigan. El día que estos dioses cotidianos entren en cólera al mismo tiempo, no me gustaría estar presente para intentar apaciguarlos! Saludos!
EliminaAntes que nada agradecer tus comentarios en mi blog, después felicitarte por esta entrega que deja patente tu don. Me ha encantado. Y por último, disculparame por la demora al responder. Gracias.
ResponEliminaMil besitos y feliz semana ☼
Un placer leerte! Y agradecida tambien por echar un vistazo a mis relatos! Nos vamos comentando! Un beso!
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