diumenge, 12 d’octubre del 2025

Concurso de Octubre – EL TINTERO DE ORO – “Homenaje a Carmen Martin Gaite - "Caperucita en Nueva York” - “Hiperrealismo”

Para el concurso de este mes de octubre, nuestros amigos de "EL TINTERO DE ORO", nos han propuesto hacer un pequeño homenaje a la obra de Carmen Martin Gaite, concretamente a su novela "Caperucita en Nueva York".

Para ello el relato que tendremos que presentar será como siempre de un máximo de 900 palabras y tendrá que estar ambientado en Nueva York, o bien que la ciudad tenga cierto protagonismo en la historia.


AQUI podreis encontrar el resto de relatos participantes.




HIPERREALISMO

Aquí me encuentro hoy, admirada por cientos de personas cada día, que vienen a visitarme. ¿Quién me lo iba a decir? Cuando en mi adolescencia ya soñaba con ser una gran estrella actuando en las obras de teatro del instituto. Así que al cumplir los dieciocho, me marché del pueblo con unos ahorros y una pequeña maleta llena de esperanzas y sueños, a la gran manzana.

Los primeros meses me los pasé trabajando en “fast foods” y como cajera de supermercado, me permitía no pasar hambre y poder pagar mi habitación en un pequeño apartamento compartido en Queens con otros jóvenes soñadores como yo. Gracias a una de mis compañeras conseguí otro trabajo como camarera en uno de los bares de copas más de moda en Broadway, que además de estar mejor pagado me permitió acercarme al mundo del espectáculo. Claramente cambió mi suerte por completo. Empecé a participar en alguna modesta obra de teatro, primero de extra sin texto y poco a poco fui consiguiendo alguna frase. No me daba para comer, pero sí que pude abrirme paso tímidamente en el mundillo, me invitaron a fiestas en las que empecé a codearme con algunos actores noveles, guionistas importantes, cantantes y músicos consagrados.

En una de esas fiestas conocí a mister Wolf. Me habían hablado ya de él en alguna otra ocasión, era un envidiado millonario de la ciudad y un famoso filántropo además de un soltero de oro. Era un apasionado del arte y siempre tenía revoloteando a su alrededor a cientos de artistas de distintos estilos y disciplinas, deseosos por que se convirtiera en su mecenas.

Recuerdo que por aquel entonces yo era la musa de un fotógrafo con el que salí durante una temporada y me consiguió un contrato magnífico con una reconocida casa de cosméticos para ser la imagen exclusiva de su nueva línea de pintalabios “Rouge”. Fue el motivo por el que me invitaron a esa fiesta y en el que causé sensación con mi llamativo vestido de un tono entre grosella y mermelada, de un desconocido y ecléctico diseñador local.

Mientras saboreaba un postre de un reconocido repostero internacional galardonado con tres estrellas Michelin, que me recordó vagamente a la tarta de manzana de mi abuela, lo vi entrar en la sala. Quiso el azar, o quizá fue mi subconsciente, que en aquella fiesta reuniera el atrevimiento para acercarme al codiciado millonario y presentarme como una cotizada modelo y joven promesa de la actuación. Enseguida comprobé que mi descaro, junto con mi sugerente vestido y mi explosiva juventud se combinaron en un coctel irresistible.

Aquella noche fui escogida junto a otras jóvenes más para acompañar a nuestra conquista a su mansión, en la que continuamos la fiesta con un reducido y selecto grupo de amigos. Allí nos esperaba un breve tour por todos los rincones de aquella gigantesca propiedad, que imitaba a un palacete de estilo italiano lleno de obras de arte en cada rincón. Pinturas, esculturas, cerámicas, grabados, tapices; todo lo que uno puede llegar a imaginar y de un valor incalculable.

En un momento de la velada, entre risas, música y copas, nuestro anfitrión me cogió de la mano y me llevó, susurrándome al oído, a su rincón favorito de la casa. Me confesó que poseía la mejor colección particular de estatuas de la ciudad y sin duda al mostrármela y poder observar cada una de ellas de cerca, no tuve ninguna duda que incluso sería la mejor del planeta. Nunca había visto algo igual. Ese brillo en los ojos, esos tonos de piel diversos, incluyendo imperfecciones como lunares, cicatrices o incluso alguna que otra arruga facial. Me explicó que todas aquellas esculturas eran de artistas anónimos, y que el día que vieran la luz tendrían un valor incalculable.

Después de aquel comentario, mientras miraba absorta una de aquellas excepcionales obras de arte, que parecía que en cualquier momento pudieran hablarme, noté un pinchazo en la nuca y todo se fundió en negro. Al recobrar la visión y el conocimiento, me sentí aterrorizada al comprobar que me era imposible mover un músculo de cuerpo, y por lo tanto era incapaz de articular palabra, aunque mis sentidos funcionaban perfectamente. Olía su perfume. Oía su voz claramente mientras me explicaba con voz pausada que ya formaba parte de su colección especial y que tenía un lugar de honor en aquella sala. Veía ahora, desde mi posición privilegiada según él, al resto de esculturas de una forma diferente.

No podía creer que lo que mi cabeza empezaba a imaginar fuera realidad, hasta que sus palabras confirmaron mis sospechas. Aquella excéntrica colección estaba formada por víctimas de carne y hueso como yo, que con una sofisticada y secreta técnica conseguían que una sustancia paralizante nos mantuviera vivos y conscientes, al mismo tiempo que totalmente petrificados, incapaces de pedir auxilio de ninguna forma posible. El artista, que así se autodenominaba el caprichoso y macabro millonario, solamente tenía que moldear nuestros cuerpos inconscientes a su gusto y una vez aplicada la dosis paralizante, cubría nuestra piel con distintos pigmentos y barnices para dar su toque final y personal a sus obras maestras.

Así que hoy al verte parado ante mí, curioso visitante, con tu camisa de leñador, observándome maravillado por la perfección de mis curvas, siguiéndolas detalladamente con tu mirada, y pensando como el artista pudo conseguir este hiperrealismo excepcional, me he preguntado: ¿Serías capaz de liberarme?

AQUI podreis encontrar el resto de relatos participantes.


Y AQUI podreis encontrar más pinturas del artista LLUIS RIZZO REY

5 comentaris:

  1. Terror escondido a plena vista. Seguro que se hizo rico patentado la fórmula para otros usos.
    Muy buen perfil del lobo wue incluso se disfraza como en el clásico.
    Como la contempla un leñador (no creo que lo invitaran sl sancta santorum), seguro que la han trasladado . Antes o después slguien se dará cuenta.
    Me encanta el final implicando sl lector finalizando con una segunda petsona un relato wue parecía primera.
    Besazooo y suerte

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    Respostes
    1. Hola Gabi!
      Quise hacer un pequeño guiño también a la caperucita original! Je, je! Con ese lobo disfrazado de millonario, la tarta de la abuela y el muchacho con camisa de leñador! Y es que en una ciudad como Nueva York ya hemos vistos que casi todo es posible! Un besote!

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  2. Muchas gracias, Marifelita, por participar con este relato en el homenaje a Carmen Martín Gaite.

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    Respostes
    1. Hola Marta!
      Gracias a vosotros por seguir motivándonos un curso más con vuestros interesantes temas! Un abrazote!

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  3. Una Caperucita y un lobo bien distintos, pero genial tu participación , te felicito.
    Hay que ver como se les pueden dar la vuelta a los cuentos y adaptarlos plenamente a la vida de hoy. Un besote , feliz semana.

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