Este jueves nuestra compañera CAMPIRELA nos hace una nueva propuesta juevera, esta vez un tema algo espinoso pero muy importante, aprovechando que se aproxima el 26 de Junio, Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
Este día, instaurado por la Organización de las Naciones Unidas, busca concienciar a la población sobre la importancia de la prevención, el tratamiento y la rehabilitación en relación con las drogas.
Así que el reto tratará de escribir sobre ellas, una historia real o de ficción, empleando cualquier género: prosa, poema, narrativa, y siempre sin sobrepasar las 350 palabras. Así que entre todos aportaremos nuestro pequeño granito de arena a la causa.
AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.
Fotografía: Antigua fábrica en el Barrio de "Can Tunis" - Barcelona
"PERIFERIAS"
De niña me daba vergüenza decir donde vivía. Una tarde regresando del centro con mi abuela, bajo un buen chaparrón intentamos parar un taxi. Al decirle donde íbamos, contestó: “¡Por allí no voy!”, dejándonos tiradas bajo la lluvia.
La Zona Franca despertaba rechazo en mucha gente, principalmente por desconocimiento, porque era un barrio obrero más. Estar demasiado cerca de la zona portuaria y del polígono industrial no ayudaba. Para ir al centro tomábamos el 38, autobús conocido por dar mil vueltas a la ciudad. También porque paraba por la polémica “Can Tunis” suburbio donde se trapicheaba y se consumían drogas.
Nada más subir en la parada de “Las Ramblas” podías notar cierto tufillo de mercado, bolsas con las compras recién hechas en “La Boqueria”. A medida que se acercaba al puerto, subía gente con ciertas pintas que ya sabíamos donde bajarían. Pero al llegar a Can Tunis, los que subían daban más miedo que los que bajaban. Algún descarado se colaba sin pagar, otros casi sin poder abrir los ojos se dirigían siempre al fondo del autobús.
Al arrancar el conductor, se notaba cierto olor que ya no era de mercado, más bien un aroma entre ahumado y vegetal. En ocasiones, al mínimo frenazo, salían rodando por debajo de los asientos algunas jeringuillas que provenían de la última fila.
Una tarde saliendo del instituto coincidimos con un antiguo compañero de la escuela. Su apariencia frágil y dejada nos impresionó porque estaba desconocido. Nada quedaba de aquel chico fuerte, sano, deportista y vital que recordábamos.
Han pasado muchos años desde que dejé el barrio. No parece el mismo tras la gran remodelación de las Olimpiadas del ’92. Pero hay alguien que si permanece igual. Aquel compañero de escuela, vagando por las calles en “chandal” y con su vieja riñonera, dando vueltas incansablemente con la mirada perdida igual que su paso. No parece ir a ningún lugar en particular. Dirías que busca la parada de aquel mítico 38. No la encontrará jamás, ese camino que empezó hace tantos años le ha dejado en un oasis permanente, del que parece que nunca podrá escapar.
AQUÍ podréis encontrar el resto de relatos participantes.
Una triste realidad muy bien plasmada con tu relato en primera persona. Una gran pena la de personas que quedaron varadas buscando la mítica línea del 38. Se encoge el corazón en cada línea. Un abrazo
ResponEliminaHola Neuriwoman,
EliminaEs un tema muy delicado y que puede resultar cercano para cualquiera, da igual su edad, procedencia o status. Es capaz de colarse en cualquier lugar, por eso es una amenaza de la que hay que estar siempre vigilante! Un abrazote!
Gracias, por este relato que representa mucho una época, donde la droga estaba en la puerta de los colegios, como el que vende caramelos.
ResponEliminaY es una pena, la destrucción de familias que ha hecho las malditas drogas.
Un besote grande.
Hola Campirela!
EliminaFue y sigue siendo un gran drama. Aquellos años imagino que fueron la época dorada para las drogas, mucha variedad y accesibilidad. Aunque ninguna generación está libre de ellas, van mutando y se adaptan a los tiempos. Desgraciadamente para muchos se convierten en una válvula de escape. Un abrazote!
terrible y tan cierto, muy buena tu manera de narrarlo, un camino sin retorno.
ResponEliminaUn abrazo.
PATRICIA F.
Hola Patricia!
EliminaExacto, como tu dices es un camino sin retorno. Lástima que uno solo lo comprende cuando ya no tiene solución! Un abrazote!
Querida amiga Marifelita, excelente!
ResponEliminaAs escolas são aqui também um chamariscos para drogas.
Se os jovens não tiverem, na periferia, sobretudo, uma família estruturadas, estarão envolvidos nas drogas várias para todos os bolsos.
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos de paz
Hola Roselia,
EliminaEl gran peligro de las drogas es que se tenga un fácil acceso desde tan jóvenes. De adultos tenemos más herramientas para permanecer alejados de ellas, de jóvenes es muy fácil sucumbir a sus encantos. Un abrazote!
En los suburbios, la periferia, o en el centro, da igual, la droga está por todos los sitios, y en todos los ambientes, y a quién le atrape es dificil escapar de ella. Una dura realidad.
ResponEliminaBien contado tu relato, Marifelita.
Un besazo.
Gracias María,
EliminaEn realidad, en los tiempos que corren, el acceso es cada vez más fácil en cualquier lugar. Un besote!
Las ciudades cambian y los barrios casi siempre terminan regenerándose. Gentrificación que atrae otro tipo de adicciones.
ResponEliminaSaludos!
Hola CleveLand,
EliminaEfectivamente aunque los barrios cambien, los problemas son los mismos y permanecen, desgraciadamente. Un abrazote!
Yo soy de un pueblo pero, de mis años en el instituto recuerdo chicos que vendían sus discos a cambio de droga. Había uno que se llamaba Rafael "el tieso" que era una gran persona y el día menos pensado, lo encontraron muerto en la carretera.
ResponEliminaMe ha gustado mucho tu relato.
Un saludo de Buscador
Hola Buscador!
EliminaDesgraciadamente todos podemos contar historias cercanas y es que es un problema nada lejano! Un abrazote!
Hola Marifelita, un relato emotivo y profundo. Me llevó a recordar mis comprar en la boqueria, las comidas en el restaurante Nuria en las Ramblas que aún sigue con sus puertas abiertas.
ResponEliminaEs muy cruel lo que las drogas hace en la gente.
Me gustó mucho.
Un abrazo
Hola Nuria!
EliminaParece que te he hecho recordar algun rincon especial de la ciudad! Je je! Efectivamente las deogas tienen efectis devastadores para todas las personas mas o menos cercanas a ellas! Un abrazote!
Qué triste historia con rostro de abandono y resignación nos traes, Marifé. La marginalidad del que no logra salir de ese círculo de vicio y dolor muy buen retratada. Un abrazo
ResponEliminaHola Neo!
EliminaParece ser que es un camino de no retorno, tanto para quien no sobrevive, como para el que si lo hace, pero ya nada ni nadie es igual! Un abrazote!
En todas las ciudades existen esas periferias urbanas en las que los traficantes encuentran su lugar idóneo para sacar dinero , sin importarle llevarse vidas por delante.
ResponElimina¡Qué pena! se parte el alma al leerte!
Hola Tracy!
EliminaDesgraciadamente es un negocio muy lucrativo para mucha gente con pocos escrúpulos! Un abrazote!
Da rabia los conocidos, pero un ex compi de la escuela es terrible. Porque cuando estas tan sl filo, porque el barrio te pone ahí, es fácil wue ñas circunstancias te hagan caer del lado equivocado.
ResponEliminaBesazooo amiga
Hola Gabi!
EliminaSin duda es más impactante cuando alguien más o menos cercano cae en ellas, pero eso nos dice claramente que cualquiera puede verse envuelto en ellas. Hay que mantenerse firme con ellas y no todo el mundo tiene la situación o fortaleza adecuada, en cualquier momento de debilidad son un gran peligro! Un besote amigo!