Pestañas

diumenge, 7 d’agost del 2022

4 Cartes - "Diario"

 Una nova proposta diferent: amb aquestes 4 cartes, inspirar-se i crear petit relat:




Hoy he salido a pasear, debía ser ya tarde, porque no he encontrado a nadie por la calle y ya casi anochecía. De camino al pueblo, antes de llegar a la panadería, he visto en el suelo, sobre la nieve una rosa, y he recordado que día era hoy. Me he pasado todo el día en casa sin ánimos para salir y me lo he perdido todo, aun no sé si ha sido inconscientemente o no.

Tal día como hoy hace un año estábamos celebrando nuestro aniversario. Y es que era el mejor día del año, no solo porque era nuestro día, sino porque Sant Jordi siempre había sido una fecha muy especial para nosotros.

Cada año, al salir de nuestros trabajos en la ciudad, nos encontrábamos en algún lugar acordado en el centro, y empezaba nuestro plan. Callejeábamos en busca de las mejores paradas de libros, y escogíamos las menos transitadas, siempre hemos odiado las multitudes. Y una vez allí pasábamos un buen rato ojeando libros y más libros hasta encontrar los adecuados, uno para cada uno, que serían nuestro detalle de Sant Jordi.

Y luego continuábamos celebrando nuestro aniversario. El año pasado escogimos una obra de teatro, que una amiga nos había recomendado, no nos dio muchos detalles, para no destripárnosla, pero insistió en que teníamos que ir a verla. Así que nos pareció un buen plan, compramos las entradas y fuimos al teatro. Cuando acabó la obra salimos a la calle sin tener muy claro si nos había gustado o no, de si se trataba de una comedia o un drama, quizá no entendimos demasiado el argumento. Lo que si nos quedó claro es que ya no haríamos caso del criterio de nuestra amiga para escoger obra, película o libro en una futura ocasión.

En un intento por acabar ese día especial con un buen recuerdo, decidimos caminar hasta el paseo marítimo y allí nos encontramos con las famosas Golondrinas, y se nos ocurrió una idea. Desde pequeños que no habíamos montado en ellas, y como aún estaba por salir la última del día, sin pensarlo demasiado decidimos comprar los tickets, subir y disfrutar de una breve pero romántica travesía.

Y quiso la mala fortuna, que ese día estuviéramos exultantes de felicidad y tan contentos, que nos sentimos atrevidos y valientes, y aunque hacía frio, nos quedamos en la cubierta del barco para disfrutar de las vistas, apoyados en la barandilla. La embarcación era algo antigua, y le faltaba un buen mantenimiento. La vieja barandilla de madera cedió con nuestro peso, y nos precipitamos hacia adelante cayendo ambos al agua. Estábamos solos a bordo, por lo que nadie se dio cuenta de nuestra caída, y el maquinista no oyó nuestros gritos de socorro por culpa del ruidoso motor y en la oscuridad de la noche siguió su ruta sin reparar en nada.

Ahora el tiempo ya no pasa igual. Transcurre caprichoso y desordenado. Eso cuando pasa, a veces parece quedarse inmóvil, estático, sin prisa por continuar. Incluso a veces pienso que va hacia atrás, en sentido contrario. Decida lo que decida el viejo y curioso reloj del abuelo, que aún conservo, aunque ya no tenga sus elegantes agujas para indicar la hora, me da igual que sea temprano o tarde, de día o de noche, tú ya no estás.



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