Pestañas

dissabte, 3 de juny del 2023

VadeReto Junio - Tema: "La Ventana"

Para el VADERETO de este mes de Junio, desde el Blog JACSNET/ACERVO DE LETRAS, nuestro compañero Jose Antonio nos propone el siguiente reto:


A partir de la fotografía, en que la ventana es la protagonista pasiva, construir una historia en la que el protagonista espera la llegada de la noche para situarse junto a la ventana. Ansioso, nervioso e impaciente, deseando ver algo que le ha creado adicción. Desde su piso domina todo el exterior. El reto está servido.

Aquí podeis encontrar el resto de relatos participantes:

Foto: Pixabay


"LA VENTANA"


Desde la ventana podía observar toda la calle. Ver a cualquier vecino que entraba o salía de la escalera. Al cartero repartir todas las mañanas. A los mensajeros durante el día y a los repartidores de comida por las noches. Su pasatiempo principal, ahora que se había quedado viuda y que en la televisión no daban nada que mereciera la pena, era mirar por la ventana. Incluso se había acercado la butaca al ventanal del comedor para verlo todo mejor. Empezó en verano, tímidamente poniendo una silla al lado de la galería cubierta del comedor, era el único sitio donde pasaba un poquito de aire. Y luego cuando ya vino el otoño, cerro el ventanal, sustituyó la incómoda silla por su mejor butaca, y con la cortina medio recogida, podía seguir mirando sin perder detalle.

Se fijaba en cualquiera que pasaba, con un vestuario llamativo; gritando mientras hablaba con su acompañante; escuchando la música a todo volumen de algún móvil o de un coche en doble fila delante de su portería. Pensaba que tipo de personas serían, a que se dedicarían, donde vivirían. Y cuando se daba cuenta, ya había pasado toda la tarde y tocaba ir preparando la cena.

Y ese era uno de los momentos del día que más la entristecía. Primero porque cenar sola e irse a dormir a una cama vacía no lo llevaba del todo bien. Otra razón era que con la pequeña pensión que le había quedado, había días que llegando a final de mes no le daba para prepararse nada. Cocinaba buenos pucheros de caldo, legumbres y verduras para que le duraran varios días, pero aún ni así había meses que no lo conseguía.

En verano que los días eran más largos, había llegado a estirar sus sesiones contemplativas todo lo que podía, casi hasta que se escondía el sol. Y fue por entonces que empezó a observar como la verdulería o la panadería antes de cerrar, preparaban unas bolsas con género que les había sobrado, algo tocado o que ya no se podía vender, y lo dejaban al lado de los contenedores de basura. Eso la escandalizaba. ¿Cómo podían tirar tanta comida? Seguro que no estaba tan mal como para acabar en la basura. En estos tiempos en que vivimos la gente tiene “el morro muy fino”, como decía su madre.

Una noche de un final de mes, se vio muy apurada con la despensa y la nevera vacías. No tenía ni un mendrugo de pan para mojarlo en la leche ni nada con qué acompañarlo. ¿Cómo podía haber llegado a una situación así? Sus hijos vivían lejos y no pasaban tampoco por un buen momento, se prohibió a sí misma pedirles ayuda ni darles lástima ni a ellos ni a nadie.

Pero esa noche algo desesperada se comió el orgullo. Esperó a que fuera de noche, y antes de que pasara el camión de la basura, se apresuró a bajar al container y hacerse con una de esas bolsas. Al salir del portal, miro a izquierda y derecha, no vio a nadie y cogió una que enseguida reconoció por el logotipo de la panadería.

Al subir a casa, dejo la bolsa sobre la mesa del comedor, aun no se creía lo que había hecho, pero como sus tripas empezaron a sonar ruidosamente, se limitó a abrirla y sorprenderse del contenido. Había pan y pastas casi para una semana, solo tenía que ponerlas en la tostadora o mojarlas en leche y ya tenía merienda y cena para unos días.

Sentada en la mesa, con su pan tostado y una buena variedad de pastas, mojándolas en el café con leche, como a ella le gustaban, aun no salía de su asombro, de cómo a su edad había sido capaz de atreverse a hacer algo así.

Esa fue la primera de muchas noches que, estando ya vigilante desde última hora de la tarde, controlaba las bolsas de las tiendas y donde las dejaban. Así que repitió la operación cada noche durante toda la semana, hasta que llegó el día de la paga y entonces ya volvió a respirar de nuevo. Pero continuó su nuevo hábito durante el mes, ya que así se organizaba y no le faltaba dinero para pagar las facturas, que tanto la luz como la compra habían subido una barbaridad.

Una noche al bajar a buscar su bolsa de provisiones, coincidió con el dependiente de la frutería que traía una bolsa mientras ella recogía otra, y ruborizada, subió a su casa rápido sin mediar palabra. Después de aquella noche, dejó de comprar en la verdulería, ni pasaba por delante dando el correspondiente rodeo, le hacía sentir muy incómoda. ¿Qué pensarían las vecinas si se enteraban?

Y como la necesidad aprieta, lo que pensó que sería algo puntual, se convirtió en algo habitual. Con el tiempo descubrió que algunas bolsas de la panadería llevaban una pegatina, para que ella supiera cuales contenían el mejor género. El chico paquistaní de la verdulería le escribía un “HOLA” con una flor dibujada en el trazo de la “O” y pintando una carita sonriente dentro. Sintió que vivía en el mejor barrio del mundo, con muy buena gente. ¿Qué más podía pedir a esas alturas de la vida?


30 comentaris:

  1. Mirar a través de una ventana es un mundo de posibilidades. Me ha gustado el enfoque que le has dado , no solo era una distracción , sino que su necesidad fue correspondida una vez que supero esa vergüenza, hasta los mensajes que en las bolsas recibía le ayudaban a pasar sus días .
    No creas, pero segura estoy que en algún rincón alguien tiene unas circunstancias similares , la vida esta llena de situaciones precarias.
    Un besote ,muy buen sábado.

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    1. Por desgracia habrá situaciones reales que se parezcan al relato. La protagonista, tras pasar la vergüenza y pudor inicial, se siente cuidada y respaldada por sus vecinos que se convierten en cómplices de su atrevida aventura y la respetan con discreción. Un besote Campirela y feliz fin de semana compañera!

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  2. ¡Qué bonito, Marifelita!
    Has pasado de la simple contemplación de la protagonista a mostrarla en sus más trágicas penurias. Sin embargo, con ese final nos dejas con una gran sonrisa en la cara y la esperanza en la bondad de la gente.
    No te lo creerás, pero la escena que has narrado la he vivido yo desde mi ventana, de forma pasiva, afortunadamente. El supermercado de abajo de mi casa deja todas las noches las piezas de pan y algunos dulces, que ya no pueden exponer, encima de los contenedores. Durante la noche, siempre pasa alguien que se los lleva.
    Es triste tener que valerse de estas "limosnas" para poder comer, pero es la sociedad que hemos construido. Unos derrochan y tiran todo lo que les sobra y otros pasan hambre.
    Felicidades, amiga. Un relato que nos invita, dulcemente, a la reflexión. El mundo necesita más empatía y menos orgullo.
    Muchísimas gracias por el regalo.
    Un Abrazo

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    1. Gracias Jose Antonio! Tengo que confesar que el relato está inspirado a partir de observar en mi vecindario, como algunas tiendas dejan bolsas de comestibles en los contenedores. La protagonista es inventada pero puedo imaginar que en momentos de necesidad y crisis, tal como va nuestra sociedad, podría ser desgraciadamente, una práctica habitual. Te agradecemos que nos des pie a compartir estos relatos que inviten a la reflexión! Un abrazote!

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  3. ¡Ay, Marifelita! Me has tocado el corazón.
    Al principio, creí que estábamos ante una simple "vieja del visillo". Y luego es una "medio pobre" pero con orgullo. El orgullo nunca hay que perderlo. La humildad tampoco. Se puede vivir con ambos en sintonía.
    Y tienes razón. Madre de amor hermoso, la de comida que se llega a tirar en tiendas y restaurantes. Una vergüenza.

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    1. Yo también creo que el orgullo y la humildad en su justa medida es el equilibrio perfecto! Sobre el despilfarro de comida creo que es un tema muy actual y es necesario de que la gente reflexione! Yo cuando lo veo, me duele! Un abrazote!

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  4. Precioso relato Marifelita, enhorabuena. Por un lado reflejas una situación que, prácticamente, seguro que se está produciendo en los hogares de algunas personas, tal y como está la situación económica que estamos viviendo; y, por otro, me ha encantado ese bonito final haciendo un homenaje a esas buenas personas que, por suerte, todavía se las puede encontrar.
    Un abrazo!

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    1. Gracias Antonio! Por suerte aun quedan buenas personas en este mundo con un corazón enorme, que no dudan en ayudar cuando pueden a quien lo necesita! A veces no hace falta grandes gestos! Un abrazote!

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  5. Un relato que bien podría ser verdad, me ha encantado porque combina la dureza de la situación con la ternura de la gente.
    Besitos.

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    1. Supongo que el genero humano es la combinación de dureza y ternura, además de otras muchas cualidades. Cuando se trata de las negativas, lo importante es que no se impongan sobre las otras! Un besote Noelia!

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  6. Hola Marifelita, un conmovedor relato este que nos compartes, lleno de empatía, lo que le falta esta sociedad. ¿Cuántas habrá como tu protagonista? Pues probablemente muchas, una pena. Buen aporte para el reto. Un abrazo. :)

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    1. Efectivamente, si nuestra sociedad fuera más empática con el prójimo, la mitad de nuestros problemas quedarían resueltos! Es una pena que no evolucione hacia ese punto! Un abrazote Merche!

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  7. Precioso relato Marifelita.
    Ninguno sabemos si algún día tendremos que estar en esta situación tan angustiosa. Pueden pasar muchas cosas y circunstancias. Nos queda el saber que hay buena gente en este mundo.
    Aplausos. Abrazo grande

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    1. Me alegro que te guste el relato Amaia! Estoy de acuerdo contigo. ¿Quien sabe lo que nos depará el futuro a cada uno de nosotros? Ninguno estamos libres de encontrarnos algun día en semejante situación. Un abrazote!

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  8. Muy buen aporte al VadeReto, tu protagonista se vuelve un personaje entrañable, y el elemento "ventana" se encuentra muy bien colocado. Un relato que comienza triste pero que al final alegra el corazón. Saludos.

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    1. Gracias Ana! Dentro de lo triste de la situación, tenemos que alegrarnos de que aun quede gente con buen corazón! Un abrazote!

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  9. Acaba siendo un personaje muy entrañable. Un buen post, con un ritmo perfecto.

    Un abrazo, amiga

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    1. Un personaje así podriamos tenerlo como vecina en la puerta de al lado. ¿verdad? Un abrazote amiga!

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  10. Hola Marife , que relato más tierno y lleno de cariño por lo del dependiente pakistaní , pero te diré que es tan real como la vida misma si no mira las colas del hambre que hay en nuestro país , jóvenes de media edad la cesta de la compra y todo lo demás esta muy caro.
    Besos de flor.

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    1. Gracias Flor! Realmente si nos paramos a pensar no es una situación tan lejana, resulta un problema más cercano de lo que nos imaginamos! Un besote!

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  11. Nos has tocado la fibra con este relato. Esta escena es cada vez más habitual y sueñen ser mujeres mayores, aunwue no demasiado. Los hombres buscan el los contenedores de rebuig y hierros, pero en los de comida mayormente mujeres. Será que hasta en la pobreza de ña intendencia se sigue encargando ña mujeres.
    Precioso el gesto del frutero.
    Abrazooo, amiga

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    1. Efectivamente parece ser que hasta en la pobreza, hombres y mujeres tienen cada uno sus roles diferenciados! En cualquier caso, siempre es un drama ver a alguien rebuscar entre la basura! Siempre que veo a alguien hacerlo me da mucho en qué pensar! Un abrazote amigo!

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  12. Respostes
    1. Desgraciadamente, para algunos es una realidad! Un besote Susana!

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  13. Hola, Marife, nos has regalado un relato de los que llegan directos al corazón. Precioso. Empieza mirando por esa ventana, como algo cotidiano de tantas personas que les sobra tiempo y les falta compañía, pero las evolución, cómo vas llevando al lector al meollo del tema es de aplauso. Una triste realidad que vemos cada vez más en nuestras ciudades con contrastes extremos.
    Un beso!

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    1. Gracias Maria Pilar! Me alegro que te haya gustado. Al problema de los recursos limitados de la gente mayor, se añade como tu dices "la falta de companía y sobrar el tiempo", dos cosas que no ayudan a mejorar la situación! Un besote!

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  14. Hola Marifelita.
    La vida da muchas vueltas y, a veces, nos da terribles golpes muy difíciles de asimilar. Luego de tantos años, aprender a vivir sola, con poco presupuesto y pocos amigos con quienes compartir desdichas, es algo que complica la existencia. Tú nos muestras esa situación y los sentimientos que invaden a la protagonista. Pero también hay seres maravillosos que aparecen cuando uno menos lo espera y eso da vida. ¡Espléndido relato! ¡Nos hace falta más
    empatía, más pegatinas, caritas sonrientes y mensajes en las bolsas!
    Un abrazo de Marlen

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    1. Efectivamente, Marlen! No hay que perder nunca de vista que igual que hay situaciones dificiles, aun queda buena gente que nos ayuda a sobrellevarlas. Estoy de acuerdo contigo en que estamos faltos de caritas sonrientes y empatía! Un abrazote!

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  15. Qué historia tan preciosa… Has sabido adentrarnos en el alma de esa mujer, sus sentimientos, su vergüenza, su necesidad. Y también le has dado un toque tierno y compasivo en esas personas que sabiéndolo, hasta les hacían un guiño. Quisiera pensar que a veces existen seres así…
    Muy, muy bonito. Enhorabuena!
    Abrazote!

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    1. Tienen que existir personas así, estoy convencida! Si no fuera así el mundo sería insostenible! Un abrazote Volarela!

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