Cada jueves, un relato: Tema: Las prisas - “ÁNGEL”

Para el reto juevero de esta semana, nuestra compañera CAMPIRELA nos propone crear un relato en torno al concepto de las prisas.

Aquí podréis encontrar el resto de relatos participantes.

"ÁNGEL"

Foto: Lorena Serrano

Regresé al pueblo precipitadamente, tras recibir la noticia de la muerte de mi madre. Una fuerte discusión nos mantuvo demasiados años separadas, por exceso de orgullo, supongo. No haber hecho las paces con ella me mataba por dentro. Era horrible esa sensación, no ser capaces de resolver nuestros desencuentros antes de este momento.

Al entrar en la vieja casa familiar me dejó de piedra comprobar que el techo se venía abajo. Me rompió el corazón que ninguno de mis hermanos se hubiera hecho cargo de la casa familiar durante mi ausencia. No les culpo, yo tampoco me interesé mientras estuve fuera, pero me dolió ver que a nadie más le importó. Tanto sacrificio y esfuerzo que costó levantarla.

Me alojé en casa de una sobrina. Durante la cena, además de ponernos al día, me comentó que la misma noche que falleció mi madre, su gata parió una camada de cinco crías. Una de las gatitas le recordaba a ella, por su intensa mirada de ojos grises.

Al día siguiente llegó el momento del reencuentro con el resto de la familia. A la honda tristeza que sentí esa mañana se le unió tener que soportar estoicamente las miradas de desaprobación de algunos de mis familiares. Aguantar sus comentarios maliciosos fuera de lugar y algunas conversaciones entre cuchicheos que, en la distancia tuve la suerte de evitar.

Me sentí tan fuera de lugar y en un ambiente tan hostil que, tras el entierro, decidí regresar a casa esa misma tarde. Fui al piso de mi sobrina y sin entretenerme, recogí un par de cosas y cerré apresuradamente mi maleta, que no me había dado tiempo ni a deshacer.

Salí corriendo hacia la estación, para no perder el tren de regreso a casa. Una vez sentada en el vagón, entre lágrimas me quedé dormida durante un par de horas. Me despertó un gimoteo insistente que provenía del equipaje, situado sobre mi cabeza. Me apresuré a bajar la maleta y al abrirla descubrí aquellos ojos grises tan familiares.

Desde aquel día vivimos juntas. Yo aprovecho para hablarle y decirle todas aquellas cosas que nos quedaron pendientes y ella me escucha atenta como si no quisiera perderse ni una sola palabra.